Sinsajo: Parte 1

Crítica de Inés Moguillanes - CineFreaks

El pájaro espera

Finalmente, llega a las salas porteñas –y de todo el país– la tan esperada Los juegos del hambre: Sinsajo - Parte 1, cuyo afiche con la figura de Jennifer Lawrence, escoltada por un par de alas y una bola de fuego, decora las calles de la ciudad desde hace varios días. El film es el primero de dos, basados en el tercer y último libro de la exitosa saga creada por Suzanne Collins –la segunda parte se estrenará el próximo año–.

Sinsajo comienza con Katniss Everdeen en una especie de hospital, el mismo al que había sido trasladada luego de que Plutarch Heavensbee –interpretado por Philip Seymour Hoffman, recientemente fallecido y a quien está dedicada la cinta– y compañía lideraran su rescate en el final de En llamas. Ya recuperada y dada de alta, Katniss es enviada a hablar con Plutarch y Alma Coin, nuevo personaje y presidente del Distrito 13, encarnado por Julianne Moore. ¿El propósito de la conversación? Convencerla de que acceda a convertirse en el Sinsajo, esto es, la cara de la rebelión contra el tirano Snow (Donald Sutherland). La protagonista termina aceptando pero con la condición de que salven a Peeta (Josh Hutcherson) y al resto de los tributos, prisioneros en el Capitolio.

Así, la película se moverá entre dos ejes: los revolucionarios y el armado de una verdadera campaña publicitaria en torno a Katniss, su mayor arma, con el fin de sumar adeptos a sus filas; y las represalias tomadas por Snow y sus secuaces. Se trata de una partida de ajedrez en donde la acción, en comparación con las entregas anteriores, queda bastante desplazada.

La joven heroína no deslumbra con sus habilidades de guerrera sino que posa para las cámaras que comanda Cressida –otro nuevo personaje a cargo de Natalie Dormer, más conocida por su participación en la serie británica Game of Thrones– o entona una canción de protesta que acaba por convertirse en el himno de la liberación. Siempre con un panorama gris y desolador, propio del género de los futuros distópicos, la ciencia ficción.

A su vez, a lo largo del film se va entretejiendo una intriga, una incógnita central relativa a Peeta, cuya aparición es exclusivamente televisiva: ¿dónde está realmente? ¿Se cambió de bando? ¿Se manifiesta en contra del levantamiento porque es un traidor o porque lo están obligando?

El film dirigido por Francis Lawrence es entretenido y se las arregla muy bien para dosificar el suspenso. Sin embargo, da la impresión de que varias situaciones se extienden demasiado y que algunas imágenes hasta resultan redundantes. Entonces, uno se termina preguntando si realmente eran necesarias dos películas para llevar el libro a la pantalla grande o si con una sola bastaba.

Por último, deja al espectador con la sensación de una heroína sin su esencia, apagada, sin fuerza que por primera vez no acciona sino que, como el resto, espera.