Sing 2: ¡Ven y canta de nuevo!

Crítica de Rodrigo Chavero - El Espectador Avezado

Seguramente si recordás, «Sing» (2016) en su momento, fue una forma de incursión nueva de Illumination Studios en un terreno nuevo para ellos: el musical de animación. De aquella producción exitosa, se pudo ver que había público dispuestos a dejarse llevar por una experiencia de este tipo, intensa, divertida y familiar.
En la primera entrega de «Sing», conocimos a todos los personajes que integraron el show final de la misma. Todos están y en caso de que sea tu primera aproximación a la ahora franquicia, ya deberías conocerlos a todos.
Recordemos que en la versión en inglés (la que vimos), los protagónicos están a cargo de Matthew McConaughey, Reese Witherspoon, Scarlett Johansson, Taron Egerton y sigue la lista (esta vez incluso con el villano jugado por Bobby Cannavale), lo cual garantiza familiaridad y disfrute para el espectador experimentado.
Pero como toda buena peli familiar, su secreto debe radicar en ser placentera para todo tipo de público: los peques de la casa y los adultos que los llevan al cine. Y para eso, Garth Jennings, tiene oficio en su haber. El director y guionista de la original, regresa y pone el pie a fondo para que no dejemos de cantar a lo largo de los 110 minutos de metraje.
Para ello, se vale de la habilidad de Joby Talbot, quien supervisó la música y armó el score en hace 5 años y repite su trabajo, subiendo un poco la vara, ya que hay pocos momentos donde no haya una canción sonando en la cinta. El trabajo de selección de los intérpretes es lo más destacado de esta producción: estar en sala es no parar de tararear hits. Claro, los más pequeños y las más pequeñas no podrán reconocer el impacto de tamañas composiciones en nuestras ancianas vidas.
El argumento no es innovador ni mucho menos. Buster Moon ha logrado afirmarse en su teatro y con sus compañeros y aspira a más. Ante la llegada de una scout de talentos para llevar a su crew a un teatro más grande, se altera y espera con expectativas, pero al ser descartados rápidamente, decide tomar cartas en el asunto.
Convencido de que pueden ascender en el «show business», sube a su team a un micro y se va en busca del despótico Mr. Crystal, productor estrella a quien Moon no le cae bien pero… los acordes de una canción tocada en el casting le recuerda a un famoso artista retirado y finalmente accede a financiar el proyecto, si le garantiza que el mismo (que es jugado por Bono, de U2), estará en el mismo…
Moon aceptará el convite aunque jamás vio ni tuvo contacto con Clay Calloway (el genio en cuestión) y deberá llegar a él y sumarlo a la obra, junto con escribir y dirigir un ensamble ruidoso en un escenario mucho más grande que en su pequeño teatro.
La trama no ofrece más que pequeñas asociaciones simpáticas entre personajes y no hay demasiada intensidad ni humor en ningún tramo. Sí hay mucho por disfrutar y está centrado mayoritariamente en la catarata de éxitos de todos los tiempos que desfilan a cada instante.

Es ideal para ver en una buena pantalla con Dolby Digital. Bajo esas condiciones, es una interesante alternativa para este tórrido verano porteño.