Sin dejar huellas

Crítica de Carolina Taffoni - La Capital

Hay que estar preparado para el intenso viaje de "Sin dejar huellas" (Fleuve Noir), la nueva película de Erick Zonca ("La vida soñada de los ángeles"). Este es un policial oscuro y opresivo, donde los personajes no tienen redención posible. El protagonista es el detective François Visconti (Vincent Cassel), un policía alcohólico que está lleno de rencor por el abandono de su esposa y la conducta de su hijo, que se dedica a vender drogas en la calle. La historia comienza cuando Visconti se obsesiona con el caso de Dany Arnault, un adolescente que desaparece sin dejar rastro. El detective persigue día y noche a un sospechoso, el ex profesor de francés del chico (Romain Duris), al mismo tiempo que empieza a sentirse atraído por la madre del adolescente (la rubia Sandrine Kiberlain). La investigación avanza lentamente, mientras las teorías sobre la desaparición se vuelven cada vez más densas y dramáticas. Erick Zonca maneja muy bien los tempos del "film noir" y demuestra otra vez que es capaz de construir personajes sólidos, apoyados en las grandes actuaciones de Cassel, Duris y Kiberlain. A través de ellos el director se mete con temas complejos como los secretos familiares, los deseos inconscientes y los siniestros métodos de la creación literaria. Sin embargo, por otro lado, Zonca también abusa de los giros inesperados y por momentos agobia con las miserias de sus criaturas.