Silvia

Crítica de Maximiliano Curcio - Revista Cultural Siete Artes

La ópera prima de María Silvia Esteve, “Silvia”, recibió el Premio Coral de Postproducción de La Habana, y ganó al mejor proyecto en diferentes Labs. Tuvo su estreno mundial y fue ganadora del premio a la Visión Artística en DocAviv. Con semejantes pergaminos, se presenta esta aventura nada sencilla de recrear, mediante el lenguaje audiovisual, una experiencia personal tan emotiva.

Queriendo, acaso, combatir la muerte y darle a su madre una voz, la directora toma un considerable riesgo al transformar su vínculo ante los ojos del espectador, mediante una historia sensible y profunda. Un proceso de catarsis que tuviera su génesis a partir del material de VHS remasterizado, al que recurriera la directora para intentar trasladar a la gran pantalla una historia familiar compleja en su abordaje. Un arduo camino de autodescubrimiento que pretende esgrimir un camino para el espectador, en este bio drama que ejercita la enésima vuelta a la ficción imbricada con la meta realidad.

Si en propias palabras de la directora, ‘el sentido de realización de su madre’ la conmovia, y si otorgando al film un valor testimonial encomiable ‘le aterraba la idea de que no se fuera a saber lo que ella había sobrevivido’, este largometraje toma entre manos un asunto sumamente delicado: ficción concreta para contraponer imágenes de archivo a la historia que se quiere contar. Su búsqueda documental prefiere evitar entrevistas a cámara, prefiriendo voces en off como elementos a la construcción dialéctica de los recuerdos.

Desentramar lo que subyace dentro de la imagen, y despojar esta cruda novela de vida tristemente real nos legan aquellos recuerdos que sobreviven al paso del tiempo. Pudiera reflejar la memoria desde la subjetividad de las miradas aquello que la directora busca comunicar. Una memoria fluctuante, a través de las voces de sus familiares, eslabones para construir la idea posible sobre la realidad de alguien que ya no está entre nosotros. Esta gran ficción es la que se verá alterada, en su precisa maquinaria, mientras se reconstruye, hasta que adquiere y de modo sanador, la voz de la autora una vez despojada de todo aquello que contamina los recuerdos.