Silvia

Crítica de Gastón Dufour - Cinergia

En primera persona

Silvia, el documental de María Silvia Esteve, cuyo estreno tuvo lugar en el Documentary Film Festival de Amsterdam y fue premiada en el Jerusalem Film Festival es, tal vez, un poco personal para un público medianamente masivo, aunque genera empatía con la directora e hija de la persona que le da nombre a la película y cuya historia se constituye como soporte de la narración. La construcción y el camino de investigación toma un sendero que se recorre en algunos pasajes de manera un poco confusa pero a la vez de algún modo interesante, en la revisión de videos en VHS que son un signo de época y sirven para la constitución del armado de la idea final.

Tiene buenos momentos de experimentación visual y sonora, recursos intimistas que pretenden no ser invasivos en los testimonios de los vínculos con las hermanas de Esteve, y muy buen trabajo de utilización del material de archivo familiar, novedoso en sí mismo, a la vez que expone a su hacedora de una manera muy fuerte y jugada.

Quizás, por momentos, La película se narra desde un lugar de lentitud emocional que puede resultar confusa para el espectador común, y si bien la intencionalidad es ayudar desde la experiencia para que menos mujeres se vean expuestas a tan cruel situación de sometimiento emocional, no es posible medir cada vez las películas, su forma y posibilidades más o menos “comerciales” por el objetivo final que puede estar por encima de la vanidad crítica de descripción y valoración de la producción, pero que no generará un interés superlativo a la hora de valorar su contenido y finalidad pública.

En cuanto a lo estrictamente profesional, la directora tiene grandes cualidades y su personalidad, vista desde las condiciones que entrega en su búsqueda estética y experimental, tiene la fuerza para ver en un futuro próximo, una gran entrega para su siguiente proyecto audiovisual.