Siempre Alice

Crítica de Martina Putruele - ARG Noticias

“Siempre Alice”: una lucha contra la marea

Julianne Moore es una de las mejores actrices de nuestra generación, y de eso no hay duda. Participó de películas tanto icónicas como representativas de una época, como Boogie Nights, The Big Lebowski, Los niños del hombre, Magnolia y Las Horas, y ahora vuelve a la pantalla grande con Siempre Alice, un filme que explora el dilema familiar de una mujer extremadamente inteligente que comienza a perder su memoria.

Protagonizado por Moore, Alec Baldwin y Kristen Stewart, el filme de Richard Glatzer y Wash Westmoreland cuenta la historia de Alice, que, a los cincuenta años, lo tiene todo: una cátedra de Lingüística en la Universidad de Columbia, un marido fiel y tres hijos adorables. Entre el trabajo y su familia, su vida es un torbellino, pero es lo que la hace feliz.

Pero su vida da un vuelco cuando comienza a sufrir ciertos percances, como cuando un día sale a correr y, debido a una laguna mental espontánea, no sabe cómo volver a su casa. Pero no le dice nada a su familia. Decide averiguar qué es lo que le está pasando, y cómo afrontarlo sin preocupar a nadie, esperando que no se confirmen sus sospechas. Alice consulta a un neurólogo, que, luego de someterla a una serie de tests, determina lo peor, y la diagnostica con Alzheimer de inicio precoz.

De esta manera, Alice tiene que afrontar las consecuencias que la enfermedad tiene en su matrimonio, su familia y su carrera. Y así como el Alzheimer afecta su vida para siempre, la carrera de Julianne Moore se definió completamente gracias a su brillante interpretación, que le valió un Oscar como Mejor Actriz en la última edición de los Premios de la Academia.

Conmovedora, desgarradora y apasionante, Siempre Alice es un imperdible viaje que muestra cómo una mujer lucha contra lo inevitable para vivir su vida lo más plenamente posible a pesar de lo que le depara su destino, y de los grandes cambios que debe aceptar para poder disfrutar del tiempo que le queda con su familia, apegándose a las memorias que, poco a poco, van desmoronándose.