Siempre Alice

Crítica de Facundo J. Ramos - Toma 5

"No quiero ser historia"

Apoyada completamente en la gran interpretación de la última ganadora del Oscar, “Siempre Alice” ofrece una historia sencilla y dramática sobre la lucha personal de una mujer contra una inesperada enfermedad.

Julianne Moore, la talentosa y reconocida actriz que el año pasado ya nos había regalado una actuación impresionante en el último trabajo del siempre celebrado realizador David Cronenberg, vuelve a desplegar toda su profesionalidad en esta emotiva película donde su personaje es diagnosticada de Alzheimer pese a su joven (y hasta ahí nomas) edad. Junto a Moore hay un elenco de lujo que, si bien no brilla, acompaña de la mejor manera mientras le da vida a los integrantes de la familia de la protagonista.

La versatilidad de Alec Baldwin (a quien hace poco lo vimos en la última película de “Torrente”) no nos sorprende demasiado, pero resulta agradable verlo trabajar nuevamente junto a Moore tras compartir pantalla en la serie televisiva “30 Rock”. Si de actuaciones inesperadas hablamos, es Kristen Stewart quien se lleva todas las miradas con su correctísima interpretación. Un pequeño papel que sirve para dejar en evidencia un talento que se mantiene vigente pero sigue volando bastante bajo.

Escapando de golpes bajos innecesarios (y a los que el género parece haberse acostumbrado), “Still Alice” se consolida como una propuesta inteligente por recrear de forma realista la batalla de una mujer contra una enfermedad que la afecta en todos los ámbitos de su vida desde el primer momento. Sin embargo, lejos de dormirse en los laureles, la película arremete con fuerza también durante su segunda parte ya que muestra como la familia intenta lidiar no solo con lo dramático de la situación sino también con la necesidad de seguir desarrollando sus vidas de la mejor forma que sea posible mientras convive con las consecuencias de la enfermedad.

Ahí, en esa arista que la dupla de realizadores/guionistas del film sabe explotar de forma precisa, es donde reposa la riqueza que convierte al relato en una historia atrapante. Para ser un drama, “Siempre Alice” es muy llevadera (no confundir esto con liviano) y el transcurso del film apenas se siente y gran parte de eso se debe a que los personajes secundarios son interesantes (no confundir con grandes interpretaciones de todos ellos).

En definitiva, Richard Glatzer y Wash Westmoreland pulieron sin grandes aspiraciones y de forma original una piedra complicada que, sin dudas, de haber caído en otras manos hubiera resultado una lacrimógena propuesta digna de llevarse más de un premio Oscar según el paladar de la academia. Y ese hipotético panorama, no la harían una mejor película.