Siempre a su lado

Crítica de María A. Melchiori - Cine & Medios

Una amistad para recordar

El profesor Parker Wilson (Richard Gere) regresa una noche como cualquier otra de su estudio de danzas y música, cuando tropieza con un cachorro de raza Akita. Conmovido por la soledad de este pequeño al que nadie reclama, lo lleva a su casa y acuerda con su esposa (Joan Allen) que será un huésped de paso hasta que le consiga un hogar. Pronto queda claro que el pequeño Hachi ("ocho") está encantado con la compañía de Parker y se acomoda en la familia sin problemas. Un colega japonés le confirma al profesor la nobleza de la raza a la que Hachi pertenece, aclarándole que un Akita es más que un perro y que tendrá con él un vínculo sin igual.
La historia del verdadero Hachiko ya es una leyenda repetida a lo largo de los años desde hace casi un siglo. Basándose en la anécdota japonesa que originó la leyenda y como remake del filme nipón "Hachiko Monogatari" (¿reminiscencias de "Chatrán"?, claro que sí), Lasse Hallström reencuentra su esencia en el guión de Stephen Lindsay y ofrece una historia de amor bastante inusual: la de un hombre y un perro que se encuentran por accidente en una estación de trenes y cuyas vidas comienzan a transitar la rutina de una verdadera amistad.
Con actuaciones sobrias de Richard Gere, Joan Allen y Sarah Roemer, sin descuidar a los actores que reconstruyen el entorno de la estación de tren donde parte de la historia se desarrolla, Hallström ofrece un drama emotivo, bien narrado, verosímil. Parece increíble que se trate del mismo detrás de "Querido John", una trama mucho más endeble donde no se luce su excepcional talento para capturar instantes, gestualidades y ambientes.
Sencilla, previsible en su desenlace y sin pretensiones, "Siempre a su lado" nos transporta a un universo conocido y añorado, sobre todo a aquellos que hemos vivido con mascotas. No confundir "tener" con "poseer"; de la sutil diferencia de estos términos está empapada la película. Imprescindible llegar al cine con pañuelos a mano.