Siempre a su lado

Crítica de Javier Luzi - Fancinema

Me parece que he visto a un lindo perrito

Un profesor de música (Gere) con una familia feliz, una esposa compañera (Allen) de años y una hija cariñosa, viaja, por trabajo, todos los días en tren desde su barrio a la ciudad. Una noche a su regreso encuentra a un cachorro Akita (una raza oriental milenaria que supo acompañar a los shogunes en Japón) perdido quién sabe por qué designios más allá de los requeridos por el guión. Parker lo lleva a su casa y a pesar de la negativa primera de Cate, el perro conseguirá hacerse de su lugar en el hogar y ser parte de la familia. Mientras crece acompañará a su amo a la estación y volverá a buscarlo a su regreso como si supiera la hora de la vuelta mientras los dueños de los comercios, el boletero y hasta un panchero lo aprenderán a reconocer y querer.

Algo ocurrirá que modificará este ritual pero el amor, el afecto incondicional y la lealtad seguirán inmodificables.

Con semejante historia la receta de la película lacrimógena de la semana está servida. La empatía con el espectador es muy fácil de alcanzar. Lasse Hallström construye igualmente un filme que no recurre al golpe bajo más que lo esperado y esperable. Y hasta ofrece escenas en blanco y negro como si el can fuera nuestros ojos en determinados momentos. Y sí, es bastante previsible todo lo que ocurrirá pero cómo no derramar alguna lagrimita. Si de eso se trata al fin y al cabo.

En Siempre a tu lado, adaptación yanqui de una historia real ocurrida a comienzos del siglo pasado en Japón, los cruces de las concepciones de mundo occidental y oriental se pasean por ahí, entre personajes y parlamentos que se mantienen dentro de los parámetros de los libros de filosofía de autoayuda, pero suenan muy bonitos y humanos. De ese humanismo cliché, no del humanismo existencialista sartreano por ejemplo.

Pero bueno, para algunos los sentimientos pasan únicamente por algún lado muy alejado de la cabeza y cualquier planteo contrario es incomprensible y lo deja a uno del lado de los insensibles porque no logra que lo (con)mueva la historia de un perro fiel.