Sicario

Crítica de Nicolás Viademonte - Función Agotada

El patrón del mal

Me imagino a Denis Villenueve como un tipo serio, con gesto adusto. No puedo percibirlo como el tipo gracioso encargado de animar las reuniones de sus amigos o el tío copado que se disfraza de Papá Noel en Navidad para mantener viva la esperanza de los bajitos. Es que el director de La Sospecha (Prisoners) es de ese tipo de realizadores que narran una historia con un peso dramático mayor al habitual, como siempre contando algo profundamente importante.

La cuestión es que el prolífico cineasta canadiense vuelve al ruedo con Sicario para contarnos cómo distintas agencias de seguridad de los Estados Unidos se unen, se pelean y se vuelven a juntar para cazar a un peligroso jefe de un cartel de drogas oriundo de México. Emily Blunt, Benicio Del Toro y Josh Brolin encabezan el lujoso reparto del sexto opus de Villenueve.

Retomando el tema del comienzo, que una película sea demasiado “seria” no es un valor negativo per se. De hecho, La Sospecha es una muy buena obra, aunque por momentos pueda desbarrancar ante tanta solemnidad. Es que si hay algo para respetar de Villenueve es su capacidad para mantener a toda costa su seriedad y profundidad a la hora de contar una historia.

Quizá en sus anteriores películas, la trama se prestaba más para mostrar la bajeza que habita en la humanidad que tanto le gusta remarcar, algo que en Sicario no termina de encajar del todo. La historia adquiere gravedad por los atributos que remarca Villenueve pero la ausencia total de humor o algo que aligere un poco la trama le termina jugando en contra. Los planos de los cuerpos mutilados al comienzo funcionan y potencian a pleno la idea de ese patrón del mal que impunemente mata y desmiembra por placer. Ahora, cuando Villenueve comienza a repetir ese tipo de información genera un efecto adverso, como una especie de empache de tanto morbo. En esos pasajes, Sicario pierde al tomar una muestra de su propia medicina.

Si hay algo para destacar en Denis Villenueve es su convencimiento para mantener a toda costa su intensidad y profundidad a la hora de contar una historia.
Más allá de lo mencionado arriba, es imposible no reconocer que Denis sabe filmar con tensión y nervio varias secuencias cruciales de Sicario. El allanamiento del comienzo o la excursión a Juárez por parte de las fuerzas de seguridad yankees son una genialidad. Desde el inicio hasta el final de ambas secuencias, se puede apreciar en el aire que algo malo va a suceder, que todo puede salir muy mal. Por otra parte, narrativamente la película se mueve con solvencia de principio a fin, a pesar de que la trama se complejiza a medida que avanza el metraje entre tanta agencia y personajes narcos. Incluso hay una ambigüedad en la forma en que Villenueve enmarca a ambos bandos que la vuelve una propuesta muy interesante. Sicario funciona a full como un thriller tensionante hecho y derecho, más allá de que por momentos se vuelva su propio enemigo mordiendo su propia cola.