Shrek para siempre

Crítica de Bernabé Quiroga - CiNerd

HABÍA OTRA VEZ…

¿Cómo serían nuestras vidas si Shrek nunca hubiese existido? ¿Tendrían DreamWorks Animations Studios el éxito que hoy tiene? ¿Habríamos visto films como EL ESPANTA TIBURONES (2004), MADAGASCAR (2005), KUNG FU PANDA (2008) o COMO ENTRENAR A TU DRAGÓN (2010)? ¿Qué sería de la vida del director Andrew Adamson y de los actores Mike Myers, Eddie Murphy, Cameron Diaz y Antonio Banderas? ¿Serían las películas animadas lo que son hoy en día? Es imposible saberlo. Pero seguramente, en un universo paralelo, “Shrek” es solo una palabra extraña y no el nombre de la segunda franquicia más importante del cine de animación - TOY STORY sería la primera, claro-. Pero ¿y si el ogro verde nunca hubiese existido en la ficción? Para empezar, nadie habría rescatado a Fiona de la torre de la dragona, Burro no habría podido escapar de los soldados de Lord Farcuad - en la inolvidable escena de “No me digas ¿Tu y cuantos más?” - y El Gato con Botas… bueno, por alguna razón habría colgado sus botas y terminado con varios kilos de más. Todo esto y más es revelado cuando Shrek, cansado de la vida hogareña y las labores paternales, hace un pacto con el vengativo Rumpelstiltskin para volver a sentirse como un verdadero ogro por tan solo un día. Pero este lo engaña y se crea una oscura realidad alternativa en la que se desarrolla la cuarta y - según dicen - última aventura de la saga. Sin embargo, carente de la frescura y del humor característico de las dos primeras entregas, SHREK PARA SIEMPRE es solo una excusa divertida pero poco trabajada para intentar cerrar la franquicia dignamente, intentando volver a las raíces de la historia con una nueva secuela que entretiene pero que, como final, deja mucho que desear.

Luego de dos excelentes, originales y divertidas primeras partes, la saga SHREK sucumbió ante un nuevo equipo creativo culpable de una pésima tercera entrega para nada graciosa, en la que el protagonista era solo un artificio sin corazón ni espíritu aventurero. En DreamWorks se dieron cuenta de esto y, tratando de superar la vergüenza, intentaron salir airosos cuando vieron que era hora de una cuarta película. Así propusieron una especia de borrón y cuenta nueva para alejarse lo más posible del fracaso del film anterior, paralelamente acercarse de nuevo al estilo de la primera aventura (Shrek comportándose nuevamente como ogro diciendo frases como “Esta es la parte en la que salen corriendo” o el uso de la canción final “I'm a believer” son ejemplos claros de esto). Y es tan evidente el hecho de que quisieron ignorar a SHREK TERCERO (2007) que los ogros bebés no tienen nada de protagonismo y personajes como Merlín, Encantador y Artie, el actual rey de Muy Muy Lejano, no aparecen ni son mencionados nunca. Lo bueno es que esto les permitió centrarse más en Shrek y hacernos recordar porque nos gustaba tanto, pero siempre hay límites. Aquí a los realizadores se les fue un poco la mano. El resulto: El ogro acapara toda la atención dejando a personajes tan geniales como El Burro, El Gato con Botas, Jengibre, Pinocho, Doris y al resto de los secundarios con tan solo algunos chistes y casi ningún aporte a la trama. Encima de todo, SHREK PARA SIEMPRE también se da el lujo de incorporar nuevos seres mágicos a diestra y siniestra, graciosos de a momentos, pero nada memorables. El ejército de ogros es un buen aporte, pero no son bien aprovechados ni a lo largo de la historia ni en la breve batalla final. Rumpelstiltskin, por su parte, es el villano menos carismático de la franquicia - ¡Qué lejos quedaron los tiempos de Lord Farcuad! - con secuaces como las brujas, el ganso o El Flautista de Hamelín que no terminan de encajar en este capítulo final.

Con algunos aciertos (El bien trabajado personaje de “la otra” Fiona, reencontrarse con Burro y su delirante palabrerío, que se vuelvan a incorporar maldiciones o conjuros relacionados con el beso del verdadero amor, la escena de la fiesta de cumpleaños o de la rutinaria vida de nuestro protagonista, o verlo comportándose como un ogro nuevamente) y otros desaciertos (El baile de los ogros, la poquísima participación del Gato con Botas o algunos chistes demasiado tontos similares a los la tercera película), SHREK PARA SIEMPRE no es el perfecto final de la saga. Aunque sí supera a su predecesora con una guión más trabajado y situaciones con mas humor y aventura, lamentablemente aún le falta mucho para estar al alcance de la primera y segunda película. La incorporación de la realidad paralela, aunque puede resultar a veces confusa para los mas pequeños, evidencia la creatividad narrativa y la originalidad de una franquicia que, aunque perdió parte de su corazón, aún tiene mucho para dar. Es solo cuestión de decidir si ese “… y vivieron felices para siempre” puede llegar a convertirse nuevamente en un “Había una vez…”.