Shirley

Crítica de José Carlos Donayre Guerrero - EscribiendoCine

El mundo imaginario de Shirley Jackson con Elisabeth Moss

Se trata de un thriller psicológico sobre la figura de la escritora Shirley Jackson que indaga en las relaciones de pareja, la fantasía, la imaginación y, sobre todo, la maternidad en un contexto específico.

Rose (Odessa Young) y Fred Nemser (Logan Lerman) son una joven pareja que se acaban de casar y llegan a la casa de la escritora Shirley Jackson (Elisabeth Moss) donde se van a hospedar. Al mismo tiempo, Fred (Logan Lerman) trabaja con Stanley Hyman (Michael Stuhlbarg), el esposo de Shirley, en el campus de la Universidad Bennington College, ya que se está preparando para ser profesor, y en ese camino, Rose, aún estudiante, lo acompaña. Ambos tienen una relación muy unida entre ellos pero al llegar a la casa, la relación de la joven pareja se desestabilizará.

Shirley es un personaje particular, reconocida por sus relatos que, sin embargo, tiene dificultades para relacionarse socialmente y para estar en el mundo exterior. De igual manera tiene una relación de gran tensión con Stanley, quien se convierte en un personaje misterioso y solitario. Ella ha decidido escribir una novela y en ese camino tendrá una relación cercana con Rose, ya que ella y Fred serán un elemento importante de inspiración.

Desde el inicio Shirley (2020) plantea la idea de lo sensorial como elemento desestabilizador. Todo se une en la particular relación que se va a desarrollar entre Shirley y Rose. Cada una desde su mirada del mundo, terminarán por influir en la otra. La película lo plantea por lo planos detalles, por el sonido que desestabiliza la armonía, mostrando la idea de lo oscuro y ‘de cuento de terror’ que subyace en todo lo que va a suceder.

Así la película dirigida por Josephine Decker se muestra como un thriller psicológico, al utilizar una cámara en mano que sigue a los personajes desde la mirada obsesiva sobre los rostros, centrándose en los ojos y en todo aquello que permita acercarse a lo que se vuelve difícil de dilucidar.

La casa de grandes dimensiones se convierte en un personaje más. Las habitaciones de las dos parejas y el living son espacios que marcan aquello que el espectador irá descifrando y que tiene que ver con la conexión entre las dos parejas. De igual manera el escritorio de Shirley y su máquina de escribir. Espacios que traen las peleas y las conversaciones, y despiertan la violencia entre cada personaje. Los sueños y las visiones de Shirley sobre la novela que está escribiendo marcan el aspecto de oscuridad, ya que las pesadillas de la protagonista de su novela se entremezclan con el mundo real, con un estilo onírico que se presenta en toda la historia.

Finalmente, es un relato sobre la figura femenina y la literatura en un contexto histórico, que sirve al mismo tiempo para hablar de las relaciones entre mujeres, de la maternidad y de la oscuridad de la creación.