Shirley

Crítica de Alan Prince - CineFreaks

En la mente de una escritora.

Shirley Jackson fue una de las escritoras de terror más aclamadas durante la primera mitad del siglo XX. Su influencia ha gravitado en la obra de autores consagrados de la talla de Neil Gaiman y Stephen King, por citar sólo un par de ejemplos.

Shirley (2020) nos presenta una biografía que, si bien ficciona numerosas situaciones, nos permite también meternos en la mente de una autora que, tras la publicación de su celebrado relato breve “La lotería” (1948), se encuentra en un bloqueo creativo para su próxima novela: “Hangsaman” (1951).

La escritora, interpretada magistralmente por Elizabeth Moss, nos introduce en su mundo donde se toma numerosas libertades (aunque eso no la salvó de que a sus hijos no les agradara porque retrataban a su madre como una neurótica).

La interpretación de Moss da escalofríos y nos hace sentir empatía por ella. La mina tiene un matrimonio tóxico con el crítico literario Stanley Hayman (Michael Stuhibang) que no se cansa de basurearla constantemente. Su vía de escape llega e la mano de un joven matrimonio Nemser: Fred (Logan Lerman) y Rose (Odessa Young) con quien tiene una relación profunda.

El filme nos retrata el vínculo de Rose con Shirley que pasó de una relación hostil y extraña a una amistad en la que ambas notan que sus matrimonios no son tan buenos como creían.

Con la dirección de Josephine Decker, que había cobrado notoriedad con Butter on the Latch en 2013, el filme aborda las cuestiones psicológicas de la protagonista donde te mantiene atrapado minuto a minuto, y donde también entendemos el porqué de los personajes y todo se reduce a lo mismo: la carrera, pero para hablar de ello estaría entrando en zona de spoilers.

Es una biopic anómala porque si bien toma un personaje real, muchas de las situaciones no lo son; de hecho, celebro que el final no sea la típica historia con leyenda, que ya sabemos por dónde va (sobre todo cuando el artista que se retrata ya murió).

De esta manera, Shirley nos muestra que la autora es más que simplemente el cerebro detrás de «The Haunting of Hill House» (que tuvo un filme y una serie en Netflix) sino también una artista incomprendida aunque afortunadamente esto no le impidió triunfar con sus novelas.