Sherlock Gnomes

Crítica de Fernando Sandro - El Espectador Avezado

Secuela del éxito de 2011, "Sherlock Gnomes", de John Stevenson, recrea a su modo al famoso detective creado por Robert L. Stevenson dentro del mundo de las figuras de jardín.
¿Cómo es la vida de los muecos cuando no los vemos? No, no es Toy Story, porque falta un dato, son muñecos sí, pero de jardín. En 2011 "Gnomeo y Julieta" cayó dentro del mundo de la animación mainstream con una premisa que olía bastante a la maravillosa franquicia de los muchachos de Pixar.
Sin embargo, a fuerza de recrear un clásico de la literatura, y otorgarle una atmósfera propia, se diferenciaba bastante de las aventuras de Woody, Buzz, y los demás. "Gnomeo y Julieta" eran dos gnomos de jardines distintos, uno de los Montesco y la otra de los Capuleto, que se enamoraban en medio de una guerra entre jardines.
Nadie iba a descubrir a Shakespeare a través de esta película; pero cumplía con su cometido de ser una propuesta divertida, muy ligeramente basada en aquella la historia, y que se supo imponer en el mercado sin ser independiente, pero tampoco contando con el respaldo de una empresa de animación.
Siete años pasaron de aquella, quizás algunos ya habían olvidado a la parejita feliz, y están de regreso. Sherlock Gnomes, aunque su título no lo explicite tan abiertamente, es secuela de aquella película.
¿Cuál es la fórmula? Para seguir con el mismo autor, por ejemplo, podrían haber hecho aparecer un tecero en discordia y que Gnomeo pierda la cabeza por celos, pero Otelo no es una obra demasiado fácil de adaptar a un público infantil.
La opción es cambiar de rumbo. Mantener la idea de adaptar literatura clásica al mundo de lo enanos de jardín, pero en otro ámbito bien diferente. Roobert L. Stevenson se parece poco y nada a Shakespeare, y su personaje más célebre, Sherlock Holmes no encaja muy bien dentro del mundo de los Montesco y los Capuleto. Entonces, habrá que dejar descansar a Shakespeare.
Tomar a aquellos personajes, para adaptarlos a otra historia diferente. En efecto, lo primero que podemos observar de Sherlock Gnomes, es que Gnomeo y Julieta están, co-protagonizan, pero encajan algo lateralmente en la historia; como si hubiese una necesidad de introducirlos para que esto sea una secuela. A diferencia del film anterior, Sherlock Gnomes no toma como referencia una novela específica de Robert L. Stevenson o su personaje Sherlock Holmes. Más bien se inspira (lejanamente) en el personaje, y hace uso de varias referencias. Todo comienza saltando del libro de relatos ala realidad.
Un par de gnomos leen el relato de Sherlock, y tal parece que se inspira en un detective real. Sherlock Gnomes es más flaco y espigado que los gnomos, y hace uso de su capacidad deductiva (mediante unos inserts animados tradicionalmente que son lo mejor de la propuesta).
Si bien arruina los planes de varios villanos, tiene un némesis en particular, Moriarty, otra figura de cerámica de jardín, con menos forma de gnomo que los demás, similar a una figura publicitaria, bastante creído y resentido. A su vez el detective cuenta con un colaborador, Watson (sí, los juegos de palabras en los nombres comenzaron y acabaron en Gnomes), el rechonchito cortés que recibe menos atención de la requerida.
Luego de frustrar sus últimos planes, Sherlock cree haber derrotado a Moriarty para siempre. Si embargo, una ola de desapariciones de figuras en los jardines de Londres preocupa a tpdos, y Sherlock junto a Watson debe intervenir.
¿Y Gnomeo? ¿Y Julieta? La familia que ahora los reúne se muda a un nuevo jardín en Londres. Los cambios comienzan cuando ellos son nombrados como los nuevos patriarcas (o algo así) del jardín, adquiriendo nuevas responsabilidades. Julieta se toma su labor muy a pecho, y causará que Gnomeo se sienta algo apartado de su atención. Querrrán las vueltas forzadas del argumento que la pareja se vea envuelta en la investigación cuando las desapariciones los toquen de cerca.
Así deberán unir fuerzas a regañadientes con el nuevo dúo. El argumento es sencillo, aún para una película infantil, y aunque presenta alguna vuelta de tuerca y sorpresa, es bastante menos ingeniosa y más obvia de lo que es presentada. Los nuevos personajes tienen personalidades bastante marcadas, y aunque es algo difícil empatizar con la figura bastante odiosa de Sherlock (arrogante hasta la exasperación), hay que destacar que posee carisma – aunque sea inverso –.
Los que sí están algo desdibujados son Gnomeo y su pareja, con actitudes algo caprichosas y cambiantes, propias de un guion en el que no encuentran su lugar.
Hay chistes amenos, ninguno para un carcajada amplia. No se abusa del humor adulto (aunque hay un personaje ya bastante comentado desde el afiche que puede causar algún interrogante), ni tampoco hay cantidad de referencias Pop más allá de un clip musical metido muy a la fuerza.
"Sherlock Gnomes" no aprovecha demasiado la posibilidad de ser figuras inanimadas en movimiento. Casi no hay participación de humanos, y eso se siente como una posibilidad desaprovechada. Ofrece un rato entretenido, con diversión pasatista, pero que probablemente no dure mucho tiempo más después del visionado.