Shazam!

Crítica de Guillo Teg - El rincón del cinéfilo

Parece ser que de a poco, a los tumbos y no tan planificado, DC Comics empieza a enderezar el barco como para seguir navegando en la industria. Los éxitos relativos de La Mujer Maravilla (Patty Jenkins, 2017) y Aquaman (James Wan, 2018) se entienden como dos muletas importantes luego del tropiezo de Batman vs Superman (Zack Snyder, 2016) que derivó en la esperada Liga de la Justicia (Zack Snyder, 2017) cuya secuela está en pleno desarrollo. La calidad, claro, corre por otro andarivel y en este sentido, los resultados entre todos estos productos son eclécticos. Lejos del organizado mundo Marvel que tiene la vaca atada. Sin embargo, aquí surge lo que podrá ser considerado un diamante en bruto con grandes posibilidades de generar dividendos inesperados. Se trata del estreno de esta semana: Shazam

En principio estamos frente a una comedia de acción cuyo guión se anima a mechar dos temáticas e incluso a sentar posición sobre las mismas, siempre en el campo de políticamente correctísimo. Una es la de la familia. La que se tiene y la que se elige porque la orfandad es el punto de partida en el texto de Henry Gayden y Darren Lemke. La otra temática está mucho más de moda en los productos norteamericanos del último lustro y es el mundo adolescente. Desde Stranger Things (2015-2018), la serie de NETFLIX, a It (Andy Muschietti 2017) el cambio de etapas de la vida, llevado al universo audiovisual está siendo altamente redituable.

Billy Batson (Asher Angel) es un chico huérfano con un alto porcentaje de escapes de familias adoptivas desde que se extravió en una feria cuando era un nene. Desde entonces busca a su madre a quién nunca volvió a ver y por eso sus huidas son sistemáticas. Paralelo al trámite de una nueva adopción en la casa de Rosa (Marta Milans) y Victor (Cooper Andrews), un matrimonio muy piola que alberga a todos los huérfanos que puede, Billy sufre un episodio que lo conecta con el Mago Shazam (Djimou Honsou). Anda en problemas el hombre porque está perdiendo su poder para contener al espíritu de los siete pecados capitales que por su lado, ya tienen en el Dr. Thaddeus Sivana (Mark Strong) alguien en quien habitar (también de infancia difícil según la introducción de los primeros cinco minutos).

Desde la entrada de Billy a la casa adoptiva empieza otra película. Aparece el humor al conocer a Freddy (Jack Dylan Grazer), un joven de su edad simpático, verborrágico y fana de las revistas de historietas (de DC comics, obviamente). Un día el mago le transfiere los poderes a Billy y nace el Shazam que vemos todos en el afiche en la piel de Zachary Levy, el actor de la serie Chuck. En ese viraje que pega el guión, esta realización se emparenta con aquel relanzamiento de El hombre araña que Marvel hizo hace dos años. Un pibe de secundaria con un enorme poder que debe aprender a manejar responsablemente (pobre JFK si supiera en qué se transformó su frase). Shazam gana mucho terreno en el campo de la comedia. Logra que el espectador empatice rápidamente con toda la situación y además, el director David F. Sandberg, nunca abandona los otros entramados del guión que tienen que ver con la integración a la familia por un lado y la vanidad del poder por el otro.

Es cierto que hay algunas desprolijidades narrativas respecto de los momentos de transición y que hay una evidente falta de desarrollo de algunos personajes acorde a la importancia que tienen todos los chicos adoptados en el último tercio de la película, pero estas observaciones también son “tapadas” por el carisma del protagonista central.

El elenco funciona bien. Los dos chicos Jack Dylan Grazer y Asher Angel tienen una frescura notable frente a la cámara además de una química mutua perfecta y en el caso de Zachary Levy propone posturas de héroe de historieta demodé haciendo una suerte de contra-registro al resto. También Mark Strong tiene una labor equilibrada en el villano que compone y de hecho es el único que debe mantener una impronta que pueda emparentarse con el resto del universo DC porque da toda la sensación que si a Shazam le va bien, no sería descabellado verlo en el futuro junto a Batman y compañía, así como el Hombre Araña que compone Tom Holland, se integró a Los Vengadores.

Más allá de los planes de los estudios, estamos frente a un entretenimiento que funciona bien y se parece mucho en esencia, a las aventuras de la década del ochenta que tan arraigadas quedaron en la identidad cultural. La taquilla tendrá a última palabra pero Shazam divierte mucho. En definitiva para eso uno entra al cine a ver este tipo de cine.