Shaun el cordero

Crítica de Flor Salto - Loco x el Cine

Estamos de acuerdo en que la vida en una granja es bastante monótona. El día comienza muy temprano, al cantar del gallo, y las actividades son netamente rutinarias. Ni que hablar para los animales, porque además están atados a las decisiones de sus dueños.

Es por eso que las ovejas campesinas deciden tomarse un día libre, para lo cual necesitarán deshacerse de Bitzer, el perro que se encarga de mantener en orden al rebaño. Primero eso, luego el granjero. Sin embargo, algo saldrá mal y el “papá” humano de Shaun acabará en la gran ciudad, internado en un hospital y con un cuadro de amnesia. Sí, la fiesta duró poco. Ahora los animales no sólo están arrepentidos de lo que provocaron, sino que además extrañan al señor granjero. Es por eso que no tendrán mejor idea que subirse a un colectivo (auch) y dirigirse hacia la jungla de cemento en busca del único ser que los mantiene alimentados, aseados y cuidados como corresponde.

Los estudios Aardman, situados en Reino Unido, nos tienen acostumbrados a un estilo de animación claymation (plastimación, en español), una de las subcategorías que tiene la técnica de Stop Motion. Desde los geniales Wallace y Gromit, han entregado producciones originales muy diferentes a otras películas que estamos acostumbrados a ver, tanto en el tono humorístico como en lo visual.

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Una de las particularidades de este nuevo film, y que no es la primera vez que se da, es que los diálogos entre personajes no son precisamente hablados. Más bien se emplea una suerte de balbuceo que, junto con las señas y los gestos faciales, permite entender lo que se insinúa. De repente, el recurso se vuelve muy interesante; menos charla y más trabajo. Incluso hasta hay poca música, apelándose más bien a los sonidos.

En mi caso, como tía de un niño de 3 años, tenía vistos los cortos animados de Shaun y me divertían mucho. Creo que fui con expectativas demasiado altas. La peli es simpática y tierna, pero no tan divertida como otras de sus antecesoras. Lo que sí no faltan son las referencias o guiños a otras películas. Atentos a “El silencio de los inocentes” (que en España se conoce como “El silencio de los corderos”, ja, menuda coincidencia), uno de los homenajes que más gracia me causó.

El mayor mérito yace en la realización, lo complejo que es trabajar este tipo de animación.

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Shaun, el cordero: La película es una aventura apta para cualquier edad. Como siempre, los más pequeños no captarán esos chistes que fueron pensados por adultos y para adultos, pero tendrán su buena cuota de humor slapstick, amorosos animalitos y un villano tan malévolo como predecible. Por momentos inteligente, por momentos más bien infantil, el film ha tenido muy buena aceptación desde su estreno local el pasado febrero.

Después de esta experiencia, me queda claro que si veo a alguien moverse extrañamente por las calles de la ciudad, podría tratarse de un grupo de corderos disfrazados que se dieron a la fuga y que ya no pueden confiar en ningún individuo, a menos que haga Cuac, Oink o Guau. De la misma forma, ya no confíes en las ovejitas saltando la cerca, porque probablemente sea el viejo y conocido truco; la Beee de la victoria que te provocará mucho sueño y terminarás como el granje… Zzzz.