Shang-Chi y la leyenda de los diez anillos

Crítica de Diego Labra - Geeky Revista

Marvel/Disney nos vuelven a invitar a conocer un rincón menos conocido de su Universo Cinemático con Shang-Chi ¿Tienen otra ganadora entre manos?
Tuvimos dos años enteros de abstinencia de Universo Cinemático Marvel en cines (Spider-Man: Far From Home se estrenó en julio de 2019, en un mundo precovid). Pero ahora, el 2021 amenaza con convertirse en el año con más superhéroes de la Casa de las Ideas en movimiento en la historia.

La primera mitad del año le toco a las series de Disney+ (Wandavision, The Falcon and The Winter Soldier, Loki). Black Widow marcó el regreso a la pantalla grande, así como la despedida, tumultuosa, de Natasha Romanov. Siguen todavía Eternals, con su escala cósmica y elenco lleno de estrellas, y el regreso de Peter Parker, que ya está rompiendo records con el tráiler de sus aventuras por el multiverso. Ciertamente a Shang-Chi y la Leyenda de los Diez Anillos se le hace cuesta arriba a la hora de hacerse notar en esa cartelera desbordada. Pero tiene con que.

Quizás parezca raro que a la hora de ofrecer una de artes marciales, Marvel haya elegido el menos conocido Shang-Chi sobre, por ejemplo, Iron Fist (que terminó pasando sin pena ni gloria entre las series nacidas del pacto Marvel/Netflix). En este sentido, hay aqui un claro intento por agregar diversidad en el MCU, lo que aporta algo de frescura a la ya trillada fórmula del origin story superheróico. Además, nunca me van a leer quejándome de nada que ponga más Awkwafina y Michelle Yeoh en nuestras vidas.

Shang-Chi ofrece en este sentido un sabor específico de película de Marvel: la aventura autocontenida y mayormente librada del peso de conectar cada cosa con la saga inmensa que acumula decenas de productos audiovisuales. Es decir, es más Ant-Man y Dr. Strange, que otra cosa.

Aunque los guiños y referencias son muchos y, la verdad, mayormente bien puestos. Sobre todo, por la habilidad de cierto veterano ganador del Oscar que se come la pantalla cuando le toca hacer de comic relief. Eso sí, se abusa un poco de Wong (Benedict Wong), hasta ahora el abanderado de los asiáticos americanos en el MCU.

Quizás lo mejor que pueda decirse de Shang-Chi es que, al modo de Coco, logra no solo decorar una película de acción con mitología china y actores de herencia asiática, sino que toma prestado un poco de la estética y sensibilidad de los films chinos.

SHANG-CHI

La película de Destin Daniel Cretton (Short Term 12) abre con una batalla que parece sacada de una película xianxia o un juego musou a lo Dinasty Warriors. La acción es uno de los pilares de Shang-Chi, siendo la mayoría de las secuencias ingeniosas y bastante “táctiles” en las coreografías. La escena del colectivo doble que sale en los tráileres es un buen ejemplo de ello

La otra pata fuerte de Shang-Chi es que, tomando nota de lo que funcionó en Black Widow, los guionistas Cretton, Dave Callaham y Andrew Lanham construyen el conflicto en torno al drama familiar y la tensión entre padre e hijo, lo que le da un centro de gravedad que ancla la película. Y, además, le da gravitas a un muy buen villano, algo en lo que Marvel fallan más veces de las que acierta. En este punto, ciertamente suma tener un gran elenco, que agarra los pocos momentos de caracterización que puede permitirse un tanque de Hollywood hoy día, y darle dimensión con su oficio. El casting sigue siendo el arma secreta de Kevin Feige.

Si Shang-Chi y la Leyenda de los Diez Anillos no se sube al escalafón más alto del MCU es porque el drama y la acción fantástica no siempre fluyen con gracia, sino más bien que tironean la película en direcciones disímiles. Este es un film que desborda de ideas, mitología, arcos de personajes individuales, quizás demasiado. Por lo que termina siendo un poco demasiado largo y, en quizás su peor pecado, hace que su protagonista, cuya introducción es la razón de ser de la cinta, se pierda un poco en el barullo místico.

Una crítica recurrente a las películas de Marvel es que sus terceros actos son devorados por una orgia CGI que mata un poco, o todo, del encanto que había granjeado hasta el momento. Usualmente, esta es una crítica que no comparto. Pero esta vez, les tengo que dar la razón. Un poco porque (quizás por apuro, quizás por falta de presupuesto), durante toda la secuencia final, que nos transporta a un mundo de fantasía oriental, los personajes como que no terminan de pegar del todo contra los fondos alla Episodio 1. Y otro poco porque, cuando aparece el villano final, la acción deviene en una cinemática de videojuego. No sabes si estás viendo el final de Shang-Chi o la tapa de un disco de power metal.

Aun así, el saldo de Shang-Chi es bueno. Hace reír, por momentos sorprende, e introduce una batería de personajes nuevos al MCU que dan ganas de seguir viendo. A estas alturas, no le podemos pedir mucho más a muestra telenovela de superhéroes favorita.