Shang-Chi y la leyenda de los diez anillos

Crítica de Alejandro Franco - Arlequin

Shang-Chi y la Leyenda de los 10 Anillos se siente fresca, hasta el punto de que parece escrita hace 10 años – cuando el MCU era un dechado de originalidad y no de lamentos y añoranza por la gloria pasada -. Es una prueba que, a veces, las aventuras Marvel funcionan mucho mejor sin estar atadas a un Universo Cinematográfico compartido – hay algunos vínculos aquí y allá, y el forzado empardamiento dado por los cameos de los títulos finales -. Lo que se propone Shang-Chi es hacer por la cultura asiática lo que Pantera Negra hizo por la afroamericana – con la ventaja de que el novato Simu Liu no es devorado por la historia y el elenco de secundarios como ocurría con el fenecido Chadwick Boseman, donde todo el mundo tenía mejores líneas y mas carisma que el héroe -. No es que Liu sea la nueva estrella fulgurante del cine asiático pero anda bien y, sobre todo, tiene un enorme soporte por parte de Awkwafina. En realidad es su película: la comediante brilla en todo momento y roba todas las escenas donde participa; pero, en un acto de enorme generosidad, le da grandes pies al novato Liu para que tenga sus momentos de gloria, haciendo la experiencia disfrutable y equilibrada.

No todo consiste en el elenco; kudos para Destin Daniel Cretton por entender cómo funciona el Wu-Xia – el cine fantástico chino plagado de guerreros legendarios y poderes mágicos como El Tigre y el Dragón – e incorporar parte de sus mecanismos al género de superhéroes de manera transparente. También ayuda un montón tener un villano con enorme carisma, pies en la tierra y causa comprensible como es el de Tony Leung – lo suyo es una causa trágica en donde el destino le impide abandonar su vida criminal y vivir una vida normal, y ahora se encuentra enceguecido en una cruzada imposible para recuperar al amor de su vida -. Y cuando llega la acción, te quedás con la boca abierta. Oh, sí, por ésto es por lo que amamos al MCU.

Es posible que Shang-Chi y la Leyenda de los 10 Anillos peque de indulgente – como el delicioso cameo de Ben Kingsley como Trevor Slattery, el supuesto Mandarín de Iron Man 3 y en realidad un actor mediocre devenido impostor -y la segunda parte se vaya en excesos de efectos especiales pero, por la mayor parte del tiempo, el filme funciona como una aventura ultra sólida y lo mejor que Marvel ha dado a luz en lo que va del 2021… incluyendo sus frustrantes series televisivas. Acá la historia de Shang-Chi – un héroe setentoso nacido a la sombra del kung fu exploitation desatado por el furor de Bruce Lee, Operación Dragón y tantas aventuras honkonesas de aquel entonces – ha sido modificada y pulida para no ofender a las audiencias chinas, enorme mercado comercial en donde toda superproducción norteamericana busca depredar unos millones. Por ejemplo Tony Leung es Xu Wenwu en vez de Fu Manchú, el legendario cerebro criminal de las novelas de Sax Rohmer y que en su momento Marvel dispuso de los derechos; tampoco recibe el sobrenombre de Mandarín pero es el mismo personaje, solo que ahora los anillos son brazaletes de origen alienígena que le dan inmortalidad y superpoderes a quien los posee. Shang Chi y su hermana Xialing son hijas del villano, el cual se enamoró de una deidad en la búsqueda del poder absoluto y ambos renunciaron a sus poderes para formar una familia y llevar una existencia terrenal. Claro, el sangriento pasado de Wenwu no es algo que se pueda olvidar o perdonar de un momento a otro y termina por pasarle factura con lo cual Wenwu regresa a las andadas y cría a sus hijos dentro de su reconstruida super organización criminal (¿La Liga de las Sombras?). Con el tiempo los pibes huyen, llevan vidas anónimas en extremos distantes del mundo y, cuando Wenwu siente el llamado del destino para revivir el espíritu de su amada, decide secuestrar a sus pibes los cuales tienen la llave de un lugar prohibido como si fueran amuletos que les regaló su madre. Lo que sigue es un duelo moral entre padre e hijos y una causa común con el pueblo donde vivió la madre de Shang-Chi, los cuales son guardianes de una amenaza que no precisa ser liberada caso contrario desencadenará el fin del mundo. El final no tiene mucho sentido y es excesivo (Cretton cae en los mismo pecados de Zack Snyder) pero al menos los personajes siguen manteniendo su linea entre semejante orgía de efectos especiales.

Shang-Chi y la Leyenda de los 10 Anillos es super recomendable. Tiene momentos asombrosos y momentos muy cómicos. Es una gran aventura super entretenida que se descuadra un poco sobre el final. No, no tiene la profundidad de Pantera Negra pero como show pasatista es mas que válido y, considerando que salió de la nada y nadie tenia demasiadas expectativas sobre ella, termina resultando una muy agradable sorpresa.