Sex and the city 2

Crítica de Juan Pablo Russo - EscribiendoCine

Solo para mujeres... estúpidas y con plata

Quienes quieran apreciar lo más destacado de las últimas tendencias de la moda actual contarán a partir de esta semana con dos opciones: comprarse la Vogue o alguna revista femenina o ir al cine para ver Sex and City 2 (2010) para apreciar el grandilocuente vestuario que lucen estas cuatro amigas durante los 146 minutos de insoportable metraje que dura el film.

Carrie, Samantha, Miranda y Charlotte emprenderán un viaje al “Nuevo Medio Oriente” donde continuarán con los típicos conflictos que se mantuvieron a través de todas las temporadas que duró la serie en TV, pero sin perder la elegancia que las caracterizó desde sus inicios, aunque si la cordura.

Como su predecesora, Sex and the City 2 funciona de manera independiente de la serie, esto quiere decir que si usted no vio nada va a entender todo igual, ya que la estructura que presenta es el de la típica comedia romántica americana, pero mal hecha.

Toda la artillería del film, hecho para recaudar y nada más que para eso, está puesta en lo visual más que en lo que cuenta. Y para ello nada mejor que a un país exótico en donde las mujeres están obligadas a taparse y este grupo de amiguitas podrán mostrar a troche y moche su ampuloso vestuario sin que nadie las opaque. Mujeres que no escatiman en lucir ropa de Dior o Valentino de miles de dólares pero que huyen despavoridas del hotel cuando les quieren cobrar u$s 22.000 una habitación para cuatro. ¿Problemas de verosimilitud o estas chicas son bastantes amarretas?

Otro de los puntos que juegan en contra en Sex and the City 2 es el excesivo metraje, igual a lo ocurrido en la primera parte, el film de casi dos horas y media se vuelve insostenible ante lo banal de su historia y convengamos que solo como desfile de alta costura, sin ningún agregado que lo acompañe, lo hace un poco monótono y aburrido.

En algunos momentos la historia trata de volverse comprometida y tratar algunos temas “serios” como los miedos después de los 40. Miedos que son los mismos en cualquier momento de la madurez, como la rutina en el matrimonio, la infidelidad, la vejez, los hijos, etc. etc., pero tan levemente tratados que carecen de todo sentido y que suenan más a relleno que a otra cosa.

Sin duda esta segunda entrega de la serie sobre mujeres neoyorkinas, aquellas que se juntaban para hablar de hombres allá por finales del siglo pasado y que se convirtió en un éxito televisivo con muy pocos precedentes, no hace más que confirmar la teoría de que el cine puede ser arte o negocio. En este caso un negocio para vender vestidos a gente que nunca se los va a poder comprar. Un consejo compre la revista Cara de esta semana que sale más barata y tiene en tapa los vestidos de las celebridades argentinas en la gala de re- inauguración del Teatro Colón. No diga que no le avisamos.