Sentimientos que curan

Crítica de Nicolás Benquerença - Imperio Gamer

Sentimientos que curan nos trae una historia de una familia “tipo” (Madre, Padre y 2 hijas) que viven en el campo, en lo que parece ser una línea temporal entre la década del ´80 y el ´90 o un poco más, según los detalles escenográficos. El padre de familia (Cameron), padece la enfermedad maniaco depresivo, por lo que la vida que llevan es un tanto compleja. Todo el drama comienza cuando Cameron sufre de un trastorno serio de depresión cuando su esposa (Maggie) decide que la relación no da para más y busca separar a sus hijas del padre, por el peligro que ella cree que este les genera con sus cambios de personalidad. El padre es internado y la madre se muda a un chico departamento en una zona de bajos recursos juntos a sus dos hijas. Las distintas circunstancias dramáticas que nos propicia el film hacen que el padre se debe “hacer cargo” de las niñas, en una historia que saca a relucir lo mejor de Mark Ruffalo. Y pongo las comillas porque durante la película nos preguntamos constantemente si es el padre quien se hace cargo de las niñas o al revés y quien realmente ayuda a quien, que considero es algo mutuo mediante el cariño que se tienen.

La película se lleva bien, con un Mark Ruffalo que hace de un difícil papel, fácil, en un film que usa el cambio de personalidad constantemente para formar las relaciones que busca exponer entre el padre y sus hijas, buscando llegar el sentimentalismo al público. ¿Lo logra? Si, lo logra. Pero no de la forma que nos imaginábamos en un principio. Si bien la historia es realmente simple, el punto más importante es cómo logra llegar al público desde digamos “la parte menos dura” de la enfermedad, es decir, la fase maniaca y no de la depresión, que como sabemos desde ese punto no hay quien no se sensibilice con el protagonista. Ojo, también tenemos de esas escenas, pero principalmente la película se enfoca más en el lado maniaco de la enfermedad. A su vez, y además del drama, se usa el recurso de la comedia perfecto, en los momentos justos y con la cantidad necesaria para profundizar la emoción en los espectadores.

El título de la película puede ser un tanto engañoso, haciendo pensar al espectador que existirá una solución mágica al problema raíz, pero no es así, por más que el público se lo quede esperando. Con un fuerte uso del amor, la película avanza haciendo notar de que mientras el mismo exista, todo es posible y siempre hay una solución, siendo este el mensaje principal que se busca transmitir, aunque al final no termine encajando en todos los aspectos.

Si bien la línea principal está clara, nos encontramos durante la película con varios temas extra a los que el film aprovecha y les hace una dura crítica, como el sistema educativo o la discriminación en la contratación laboral de mujeres con hijos, además de otros temas interesantes.

En fin, Sentimientos que curan es de esas películas donde para algunos es una joya para otros queda con sabor a poco. Con una historia simple que utiliza el lado “menos crítico” de una enfermedad, quizás en abuso ya que nos quedamos con ganas de ver un poco más del otro aspecto, pero que termina logrando su cometido gracias al acoplamiento de la comedia y buenas actuaciones. Sin ser la joya del año en el género, es una muy linda opción para ver en familia.