Sentadas en el umbral

Crítica de Alejandro Lingenti - La Nación

Una oportunidad que esconde una trampa. Ese es el disparador de esta película protagonizada por dos abogadas que trabajan juntas y además son amigas desde la infancia. Ellas son precisamente las que se encuentran casi por casualidad con un caso en apariencia corriente para un estudio: el reparto de bienes luego de un divorcio algo tenso.

La particularidad del trabajo es que hay mucha plata de por medio y también la promesa de buenos contactos para avanzar profesionalmente en el futuro, un panorama atractivo para dos mujeres que están obligadas en un ambiente machista como el de la Justicia. Pero de pronto empieza a aparecer una serie de problemas que en los últimos años se han vuelto moneda corriente para la prensa de investigación argentina: una cuenta en un paraíso fiscal, algunos negocios oscuros relacionados con la política e incluso un crimen perpetrado a sangre fría.

Ya desde el inicio, el film le entrega al espectador una información que la dupla de impensadas heroínas tarda un poco más en conseguir. Cuando la descubren, caen definitivamente en la cuenta de que son víctimas de una manipulación y deciden ejecutar una venganza que está a tono con el aire de comedia que aparece con intermitencias en esta historia de engaños serios y amores livianos, cuya impronta televisiva se filtra tanto en la puesta como en el registro de las actuaciones.