Señales de humo

Crítica de Brenda Caletti - CineramaPlus+

CANAL INTERFERIDO

Mientras Mario refriega y enjuaga los platos sobre un balde lleno de agua, el locutor de la radio comparte mensajes para los vecinos: la llegada de un familiar al pueblo, los saludos de una prima que vive en otra provincia o la recuperación del abuelo de uno de los miembros de la comunidad. Luego, comparte las últimas novedades sobre la cumbre del G20.

El viraje en el recorte mencionado acentúa la curiosa coexistencia de dos vertientes que parecen en permanente lucha. Por un lado lo cotidiano sostenido en las tradiciones y los ritos como el pastoreo de los animales o las velas y rezos en una suerte de capilla; por otro, la vida influenciada por los avances tecnológicos y la globalización. En el medio, alrededor de cinco mil habitantes curtidos por los fuertes vientos, la considerable altura y unos débiles canales comunicacionales que aún precisan de variantes –como la fogata– para ser eficaces.

El director tucumano Luis Sampieri subraya estos contrastes a través de la alternancia de planos detalle y de planos generales bien abiertos que intercala con los llamados en off al centro de atención al cliente para reportar la falta de señal y con la aparición en pantalla de los chats de algunos de ellos. Una composición que encuentra su punto cumbre con la travesía a caballo de Mario –arriero y guarda parques de Amaicha del Valle– y el ingeniero de la compañía proveedora de Internet para reparar los daños de la antena causados por el clima. Un recorrido que intenta plasmar el puntapié de una nueva forma de vida, en la cual ambos polos al fin puedan amalgamarse, más allá de cualquier adversidad. Sin embargo, tras la cortina blanca de Señales de humo, las dos corrientes siguen el mismo curso, en una pugna silenciosa y natural para prevalecer.

Por Brenda Caletti
@117Brenn