Selma: el poder de un sueño

Crítica de Shaoran Nox - La Cinerata

Como todas las guerras civiles, la de Estados Unidos tiene una y otra vez proyecciones de películas que intentan contar a su manera lo ocurrido. Sin embargo, es precisamente del país con amyor difusión del que recibimos más noticias. Selma es el nombre de un pequeño pueblo en Alabama, donde Martin Luther King Jr. enfocó los pasos finales de su lucha por los derechos civiles de las personas de raza negra.

Ava DuVernay dirige con mano inexperta los pasos de Luther King Jr (Chiwetel Ejiofor), y se enfoca en lo ocurrido en el pueblo de Selma, sin querer ir más allá y narrar toda la vida del importante luchador civil. Esto es un acierto, pues en las dos horas que dura el filme, cuenta lo que tiene que contar y no intenta narrar toda una vida y volverla aburrida. Sin embargo, por eso mismo es por lo que falla: le cuesta mucho trabajo encontrar su propio ritmo. Tiene momentos emotivos, es cierto, pero fallan muchas cosas, empezando por cambiar los discursos más representativos que son precisamente de esta época, y esto tiene que ver con que la familia de Luther King que aún vive, son quienes poseen estos derechos y no quisieron prestarlos para el filme. La esencia se mantiene, pero uno espera encontrar esas frases icónicas que marcaron a la historia.

Ahora bien, Ejiofor está correcto pero no sorprende. No imprime esa fuerza de líder que sí tenía King Jr. y ahi es donde se cae todo. Los personajes secundarios son muy secundarios, y aunque creemos que muestra el nivel de violencia necesario sin caer en la exageración, también necesita un poco más de contexto histórico. Su fortaleza que habíamos mencionado, de centrar toda la historia en unos

pocos días, es también su mayor falla, pues pareciera que quedan muchos cabos sueltos. Si no concen la historia de lo que de verdad pasó en Selma y en el país en general en esos años, se pierde mucha información.

Y para ser honestos, al igual que nos pasa con la segunda guerra mundial, ver dos o tres películas por año con las mismas historias termina por cansar. Es cierto, pobre gente, sufrió mucho, pero ya nos cansamos de ver más de lo mismo.