Secretos ocultos

Crítica de Mariano Patrucco - EL LADO G

Sergio Sánchez hace prevalecer el desarrollo de los personajes y sus relaciones antes que caer en una seguidilla de clichés y jump scares. El gran trabajo del elenco, una correcta puesta en escena y un buen manejo del suspenso logran elevar una historia algo simplona.

Pese a ser su gran debut como director, probablemente muchos espectadores ya estén familiarizados con el trabajo de Sergio G. Sánchez. El realizador formó un interesante tándem creativo junto al cineasta Juan Antonio Bayona en la dirección mientras él quedó encargado del guion de dos de sus películas más populares: El Orfanato (2007) y Lo Imposible (2012).

En esta ocasión, Sánchez se ocupa del guión y también se pone detrás de las cámaras para contar una historia que aparenta ser una propuesta de terror bastante olvidable pero que logra destacarse por su componente dramático.

Rose Fairbairn (Nicola Harrison) huye de Inglaterra junto a sus hijos Jack (George MacKay), Jane (Mia Goth), Billy (Charlie Heaton) y el pequeño Sam (Matthew Stagg), dejando atrás a un marido violento y criminal. Al llegar a la antigua casona familiar en Estados Unidos, la familia decide cambiar su identidad y adoptar el apellido materno para no ser asociados con su siniestro padre/marido. Los Marrowbone viven unos meses de felicidad, Jack inicia una relación con Allie (Anya Taylor-Joy), la joven bibliotecaria del pueblo pero todo cambia cuando Rose sucumbe a una terrible enfermedad y los chicos reciben una visita inesperada.

Tras la muerte de su madre los jóvenes Marrowbone hacen un juramento de nunca separarse y permanecen encerrados en la casa, evitando revelar el paradero de su madre hasta que Jack cumpla 21 años y pueda ser el tutor legal de sus hermanos. Pero con el tiempo descubrirán que en la mansión son acosados por los fantasmas de su pasado —los metafóricos y algunos más reales—.

No se dejen engañar por los nombres holywoodenses en el póster. Secretos Ocultos maneja un estilo más cercano al terror español, centrándose más en generar una atmósfera tensa y desenvolver la historia lentamente antes que avanzar de forma frenética y lanzar jump scares a diestra y siniestra.

Sánchez prefiere establecer a los personajes y desarrollar sus relaciones, lo cual puede resultar algo molesto para un espectador ansioso que busque sustos baratos desde el minuto uno. En el primer acto de la película veremos como mediante flashbacks y flashfowards se asientan las bases de la historia y se tiran las primeras puntas de un misterio que acabará resolviéndose en los últimos minutos (tal vez de manera algo apresurada).

No solo en la narración está el mérito de la película. La fotografía de Xavi Giménez, el cuidadísimo diseño de producción y una banda sonora que acompaña bien sin distraer conforman un combo de elementos técnicos que logran sumergir al espectador en la historia haciendo que la antigua y rechinante casa (¿embrujada?) se sienta viva como un integrante más de la familia.

Otro aspecto a destacar son las actuaciones. Buenos actores jóvenes que se entregan con todo al papel, especialmente Anya Taylor-Joy (La Bruja, 2015), George MacKay (Capitán Fantástico, 2016) y Mia Goth (Nymphomaniac: Vol. II, 2013).

Secretos Ocultos se aleja de los mecanismos del terror mainstream, intentando acercarse a lo logrado por thrillers de misterio de la vieja escuela. Su aspecto dramático, buena ambientación y actuaciones de primer nivel hacen que valga la pena, aunque la falta de emociones fuertes puede no conformar a los fanáticos del terror más tradicional.