Secretos ocultos

Crítica de Jessica Blady - Malditos Nerds - Vorterix

HOGAR, DULCE HOGAR

Terror y drama familiar, bien cómo nos gusta.
El terror español tiene un gustito especial, y aunque “Secretos Ocultos” (Marrowbone, 2017) pueda confundirse fácilmente con una obra norteamericana debido a su elenco, el estilo europeo está presente en cada uno de sus climas y narrativas. Imposible no conectar con películas como “Los Otros” (2001) de Alejandro Amenábar o “El Orfanato” (2007) de J.A. Bayona, sobre todo si tenemos en cuenta que el guionista de esta última, Sergio G. Sánchez, acá se despacha con su ópera prima cinematográfica.

Las casas, embrujadas o no, tiene un atractivo especial cuando se trata de relatos de misterio y terror. Marrowbone –una destartalada casona situada en algún paisaje rural de Estados Unidos- se convierte en un refugio para Rose (Nicola Harrison) y sus cuatro hijos -Jack (20), Jane (19), Billy (18) y Sam (5)-, cuando deciden abandonar su hogar en Gran Bretaña y comenzar una nueva vida desde cero del otro lado del charco, escapando de algo oscuro y peligroso.

Estamos en 1969, los Marrowbone (adoptando como nuevo apellido el nombre de la finca donde creció mamá Rose) viven contentos y felices alejados, incluso del pueblo. Pronto se cruzan con Allie (Anya Taylor-Joy), vecina de una granja cercana, con quien entablan amistad y comparten sus mejores momentos... y hasta un poquito de romance, en el caso de Jack. Todo cambia cuando la salud de la madre empeora y fallece al poco tiempo, teniendo que dejar al mayor a cargo de todo.

Al ser menores de edad, el estado puede separarlos, así que los hermanos van a permanecer ocultos hasta que Jack (George MacKay) cumpla los 21 años. Los primeros seis meses logran salir adelante y superar la muerte de mamá, pero el pasado viene a buscarlos y esa estabilidad cambia para siempre.

La historia da un paso más hacia adelante, y tiempo después, los chicos viven más aislados que nunca, la belleza de la casa se vino abajo y un fantasma oculto entre las paredes amenaza con volver a perturbar sus días. Este no es el único problema que deben enfrentar, ya que es momento de transferir la finca legalmente a manos de Rose, pero ni el abogado del pueblo, Tom (Kyle Soller) –un tipo ambicioso que también intenta cortejar a la joven Allie, ahora noviecita de Jack-, sabe que la señora pasó a mejor vida.

La unión fraternal y el amor se ponen a prueba. El pasado amenaza con oscurecer el presente, y a Jack le toca lidiar con todo esto, convertido en el responsable de esta familia. Sánchez cuenta con un gran elenco (sumemos al resto de los niñitos: Charlie Heaton, Mia Goth y Matthew Stagg) que lleva adelante su historia, pero la casa en particular, y sus alrededores, se transforman en un protagonista más, indispensable para guiarnos por todos los recovecos de este relato.

En “Secretos Ocultos”, el drama familiar es tan importante como los climas de terror que Sánchez (también guionista de la película) logra generar. Nos interesan estos chicos y su bienestar, por eso los queremos ver triunfar a toda costa y resulta un poco frustrante cada vez que aparece una piedra en su camino. Hay algo muy hitchcockiano en esta historia y, a pesar de algunos plots y personajes mal llevados, nos sorprende con cada uno de sus giros y revelaciones.

La fotografía de Xavi Giménez y la música de Fernando Velázquez se complementan a la perfección con la ambientación de Patrick Salvador y su atención a los detalles para recrear esta época de finales de los sesenta. Igual, Marrowbone parece anclada en el tiempo, un tiempo más sencillo y feliz para estos hermanos que pasan sus días entre tareas hogareñas y juegos que los mantienen unidos y alejados del resto del mundo por decisión propia.

Jack es el único que se aventura hasta el pueblo de vez en cuando para comprar provisiones, pero el encierro empieza a hacer estragos en sus hermanos, sobre todo Billy, demasiado rebelde como para mantenerse encerrado entre los confines de la casa. Por ahí también van a venir algunos conflictos, y los problemas del argumento que, por momentos, se centra demasiado en algunos personajes y se olvida de desarrollar el resto.

El realizador recupera un terror/suspenso más clásico, de atmósferas y situaciones. Se toma su tiempo para meternos en la historia (tal vez demasiado) y cuando llega el final, apresura la definición de todos los conflictos. No es que esté mal, ojo, pero se siente desprolijo y, en parte, desbalancea el gran relato que fue construyendo.

Mientras MacKay, que ya enfrentó quilombos familiares en la maravillosa “Capitán Fantástico” (Capitán Fantástico, 2016), se destaca y se convierte en el pilar de la historia, Sánchez desaprovecha al resto de sus jóvenes protagonistas, aunque haya cierta razón para hacerlo (claro que no se las voy a contar). Lo mismo ocurre con Anya Taylor-Joy que, a esta altura, ya a se convirtió en una a habitué del género terrorífico. Por el contrario, las malas intenciones del personaje de Soller resultan un lugar demasiado común y, por momentos innecesarias, que pueden percibirse a la legua.

En general, “Secretos Ocultos” cumple con lo que promete, y podría ser una obra aún mayor si puliera estos pequeños detalles. El suspenso funciona muy bien, en parte, gracias a la ambientación y los paisajes (de Barcelona), pero se destaca mucho más por el drama familiar, más que por los sustos que intenta generar con los supuestos fantasmas que habitan esta casona.

LO MEJOR:

- Los climas que genera.

- El drama familiar por sobre lo sustos.

- La casa como un personaje más

LO PEOR:

- Muchos personajes desaprovechados.

- Cierta desprolijidad y apuro en la narración.