Se levanta el viento

Crítica de Iván Steinhardt - El rincón del cinéfilo

¡De pie, el maestro se retira! Un gigante de la animación japonesa

Hayao Miyazaki, uno de los gigantes de la animación japonesa, inspirador y norte entre varios de los genios de hoy, incluida la cabeza creativa de Disney / Pixar, John Lasseter, deja de filmar a los 74 años, regalándonos otra obra maestra junto con “El viaje de Chihiro” (2001), por la cual ganó un Oscar en su categoría, la extraordinaria “Nausicaä del Valle del Viento” (1984), y “El Increíble castillo vagabundo” (2004).

Todas nutridas por un imaginario sin límites, una soberbia concepción visual y, desde el punto de vista de la narrativa con imágenes, poesía pura.

El maestro elige para su retiro una historia real, emparentadísima con la propia.

Jirö Horikoshi tiene problemas de visión. Su condición le impide ingresar como piloto de avión. Esos aparatos inventados por el hombre que conforman y disparan su fantasía. En contrapartida, lejos de la depresión, se convertirá en uno de los diseñadores aeronáuticos más importantes de la historia, con particular incidencia en la Segunda Guerra Mundial.

Hayao Miyazaki se aparta cabalmente de la idea de una película biográfica y de los diálogos pedagógicos o sobre explicado.

Su texto parece subrayar la existencia de lo fantástico y sobrecogedor en las cosas más simples.

Se deja llevar por la potencia de las imágenes, y hasta un arco iris parece tener tintes épicos.

“Se levanta el viento” es una carta de amor a la vida, los logros, los sueños, las metas inclaudicables y el respeto por la historia.

La propia y la ajena.

Una obra imperdible: para los amantes del cine de animación, sí; pero sobre todo para los amantes del buen cine.