Se levanta el viento

Crítica de Alejandro Castañeda - El Día

ENTRAÑABLE DESPEDIDA

Linda y colorida despedida de un maestro de finos trazos y aliento humanista, un poeta que le dio un vuelo más calmo a la animación. Aquí parte de una historia real, la vida de Jiro Horikoshi, el joven inventor que diseñó varios de los aviones utilizados en la Segunda Guerra Mundial. Desde allí, mezcla el apunte documental con un relato romántico. Los dos proyectos suelen estar matizados por las escapadas de ese ingeniero que encontró que el avión y el amor eran inalcanzables y fascinantes. Sus aviones siempre rondaban los sueños de un diseñador que de chico se extasiaba viendo las estrellas desde el techo de su casa y que de grande incorporó el amor y el dolor como parte de esa mirada. El filme es largo y seguramente muy alejado al gusto de un público infantil acostumbrado a pedir más riesgos, más explosiones, más sorpresas. Pero su poesía sigue allí y en algunos momentos, en esa idea del viento que nos llama a vivir, en sus mensajes por la paz, la serenidad, los valores de siempre, en su canto a la naturaleza y la solidaridad, en sus trazos delicados, surge el mensaje bello y melancólico de un artista que ha guardado su pincel después de enseñarnos a ver la vida con otros colores.