Se acabó la épica

Crítica de Pablo E. Arahuete - CineFreaks

Rastros de lo efímero

Como esa sombra que se escabulle en la vereda o en la nieve, el misterio del escritor argentino Néstor Sánchez; el mito a través de su obra y figura con forma de pregunta más que de certeza traza las coordenadas de Se acabó la épica, documental de la realizadora e investigadora Matilde Michanie (ver entrevista), quien busca con su cámara y a partir de una serie de entrevistas reconstruir las huellas o rastros que a lo largo del tiempo dejaron tanto las palabras como los viajes de Sánchez, desde la iluminada París hasta una habitación derruida en Villa Pueyrredón, barrio donde nació y en el que murió en 2003.

La relación de Néstor Sánchez con la vida y la existencia en su faz banal, algo que el propio escritor se encargó de definir como demasiado corta, lo posiciona desde una actitud ética y podría decirse metafísica para indagar sobre lo que realmente importa y descartar todo aquello que no es útil. Síntesis perfecta del sentido que sólo encuentra un significado de trascendencia siempre que se pueda escribir. Esa consigna o filosofía particular de vida lo condujo a un deambular constante, de acumulación de experiencias extremas como bohemio o simplemente hombre sin lugar para finalmente encontrar algunas respuestas en las enseñanzas de la escuela del Cuarto Camino o en las palabras de George Ivanovich Gurdjieff, guía y maestro espiritual.

La realizadora Matilde Michanie apela a la fragmentación para llegar a Néstor Sánchez, da espacio a un conjunto de voces que interactuaron con él como sus amigos de la literatura, su esposa o su hijo, quien acumula recuerdos, postales y novelas de su padre más que experiencias de vida palpables.

El aporte que llega desde los testimonios de la psiquiatra del escritor, apadrinado en su primera novela, Nosotros dos, nada menos que por el mismísimo Julio Cortázar y las anécdotas que resaltan un espíritu libre pero a la vez confrontativo con todo tipo de convencionalismo o norma resumen un aspecto central de una personalidad muy compleja, aspecto que el documental no logra completar afortunadamente.

El coqueteo permanente con la muerte o un pesimismo sobre la realidad que crece con el correr de los años ponen en manifiesto una mente lúcida que parece haber estado en el lugar justo y en el momento justo, que gracias a la magia de este documental de búsqueda más que de observación se hace presente desde la ausencia; desde los rastros que son la única expresión de un viaje de sombras.