Scream

Crítica de Pablo O. Scholz - Clarín

Decir que vuelven no sería cierto, porque nunca se fueron. Estuvieron en las 4 películas de Scream que dirigió Wes Craven. Son Sidney (Neve Campbell), Gale (Courteney Cox, Monica en Friends) y Dewey (David Arquette) -los últimos estuvieron casados en la vida real- y están en la nueva de Scream, ¿pero seguirán si hay una próxima?

A esta nueva Scream pudieron llamarla Una voz en el teléfono, ¿Y ahora quién llama? o Los sospechosos de siempre.

Ante todo, aclaremos, no vamos a spoilear nada. Ya bastante avisa el afiche que promociona la peli y dice que el asesino "Siempre es alguien que conoces". Si eso no es spoiler… Confíen.

Esta Scream es, como se la autodefine en el filme, una “recuela”, ni precuela ni secuela. Se mira al ombligo, gira en torno a personajes, trama y hasta locaciones de la Scream original, de la que se cumplieron 25 años. ¿Hace falta haber visto o recordar la primera? Hay guiños y referencias, pero se comenta todo como para que ningún adicto nuevo a la saga se quede afuera de la conversación.

La trama transcurre, cómo no, en Woodsboro, el pueblito ficticio que creó Kevin Williamson para la saga. Hay nuevos personajes jóvenes a los que se suman los originales. Y sí, hay alguien de nuevo disfrazado como Ghostface, que está llamando por teléfono a sus víctimas. La primera es la asmática Tara -no es un dato menor-, a quien le repite el jueguito de preguntas y respuestas que le hacían al personaje de Drew Barrymore, y si contesta mal, asesina a una amiga.

Y sí, se vuelve sobre Stab, la película de la que se habla en Scream 2, que se basaba en los hechos “reales” de la primera película. Y sobre los clisés del género: si no se quiere morir, no hay que decir “Ahora vuelvo”, no hay que tener sexo, etc., etc.

Ya dijimos que no vamos a spoilear
Los directores -igual que los asesinos en la original- son dos, Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett, que juntos compartieron Las crónicas del miedo (V/H/S) y vienen de dirigir Boda sangrienta. Y son fieles a la saga, al espíritu y a la atmósfera. Lo que sí han hecho, a una década de Scream 4, es aggiornarla o actualizarla con los dispositivos con que cuentan hoy los teléfonos celulares.

¿Qué le hablan a los fans? Sí, es cierto.

Y si hay referencias a otras muchas películas (entre ellas a Psicosis), también hay a directores del género (Jordan Peel), a Netflix, a las redes sociales y más. Y si ya había un Loomis -uno de los asesinos- en la Scream original, que aquí un personaje se llame Sam Loomis, como el psiquiatra que atendía a Michael Myers en Halloween...

El suspenso, como enseñó precisamente John Carpenter en la primera Halloween, se crea a partir de lo no visto, lo que se nos oculta o no muestra, no con las cuchilladas a manos, cuellos o atravesando rostros. Entonces lo que suceda fuera del campo visual, o a los costados o al fondo de la presunta víctima es lo que nos tensiona.

El resto ya lo vimos mil veces.

La primera Scream tenía un presupuesto exiguo (14 millones de dólares en 1996), se rodó rápido, pero en ésta hay cosas que sorprenden. En una escena en la que deben correr al hospital, es de día, anochece pronto y amanece aún más rápido. ¿La habrán rodado en Finlandia?

¿En el hospital no trabaja nadie de noche?
Entre los guiños hay uno tempranero ("¿Wes te sigue molestando?"), que después tendrá su explicación, pero hay que estar atentos a todo si se quiere descubrir quién está bajo la máscara de Ghostface.

Y si no, quedarse sentado esperando que los asusten, que para eso también uno paga su entrada al cine.