Sara Mamani. El nombre resiste

Crítica de Héctor Hochman - Revista Cartelera

Esta producción es presentada como perteneciente al genero documental, sin embargo habría que aclarar que en términos coloquiales no lo es.

Pero no deja de ser un documento sobre alguien que esta vivo y hace cosas, en este caso su música y su lucha por los derechos humanos, centrándose mayoritariamente en los de las mujeres.

Desde ahí que no es tan erróneo llamarlo documental, empero, se choca de bruces con el hecho de ser una cantante popular, desconocida por la mayoría. Lo cual parece una contradicción.

En consecuencia se percibe cierta manipulación con las imágenes y los textos, como si obtuviese más valor como presentación que como figura, de hecho el reconocido director Miguel Mirra es el guionista. Y el guión se nota, en el sentido de señalamientos e instrucciones que parecen impartidas anticipadamente.

No es una cámara testigo, es una cámara que se sabe esta ahí, parece no querer interferir sobre la realidad, pero lo hace.

En segundo termino, mas allá de algunas canciones de su autoría, algunos recitales, algunos encuentros, como el del encuentro con Jaime Torres, muestra su compromiso social, sus presencia activa.

La realizadora acompaña a Sara Mamani a su ciudad natal, Salta, y recorre con ella los lugares de infancia y adolescencia y sus inicios en la música con el Cuchi Leguizamón.

En su casa de Buenos Aires, donde reside desde hace muchos años, Sara cuenta su trayectoria musical, alternando material de archivo de sus presentaciones, con testimonios de Adolfo Pérez Esquivel (Premio Nobel de la Paz) y Nora Cortiñas (co-fundadora de Madres de Plaza de Mayo), entre otros, transitamos su trabajo en defensa y promoción de los derechos Humanos. Esa idea primaria de mostrar su recorrido sobre y a través de su obra, queda relegada a un segundo plano.

En tanto armado y construcción del texto, por momentos se muestra desordenado, como si no pudiesen definir que archivo va primero, que reportaje, que entrevista, que es mas importante, como sostener la idea primaria, si es que la hubo.

También aflora el hecho que aquellos que la conocen, posiblemente vayan a ver el filme, pero el resto que es la gran mayoría, presiento que no.

El filme se cierra sobre si mismo, Sara Mamani tiene su película. Nada más.