Santa Lucía

Crítica de Pablo E. Arahuete - CineFreaks

Romper el silencio

Santa Lucía no sólo es el nombre de este documental de Andrea Schellemberg sino que también da cuenta de la historia de un pueblo en la provincia de Tucumán en el que aún descansan muchos relatos y secretos por develarse, ocurridos durante la última dictadura militar y que se relacionan directamente con la desaparición forzada de personas –la mayoría jóvenes- en lo que se conoció como Operativo Tucumán, cuya figura más emblemática no es otro que el ex general Bussi.

Con un tono un tanto didactista y un tratamiento artesanal en lo que a cine se refiere, el relato sigue los pasos de la búsqueda de la verdad motorizada por la inquietud de Lucía Aguilar. Ella es maestra de historia y además víctima indirecta de la dictadura al contar con un tío desaparecido y en el presente con el mutismo de su madre al ser interpelada sobre el pasado familiar o en sintonía con el miedo que aún persiste entre sus vecinos o en la población de los alrededores cuando se intenta avanzar y saber qué es lo que pasó por aquella época en que los ingenios fueron tomados por el ejército y convertidos en centros clandestinos, como parte del plan sistemático de lucha contra la subversión.

La investigación de Lucía y su voz en off ocupan el centro de este film, sus preguntas siempre pretenden develar rumores o confirmar datos pero los obstáculos se presentan en cada momento por existir aún un pacto de silencio y el miedo implícito a que la historia se repita como una enorme pesadilla sin fin.

El material de archivo acompaña cronológicamente y algunos que otros apuntes de la propia Lucía Aguilar reconstruyen los momentos más acuciantes y contextualizan desde el punto de vista socioeconómico el escenario histórico en el que se desarrollaron los mayores atropellos contra las libertades individuales en manos del terrorismo de Estado.

Santa Lucía no se destaca por sus valores cinematográficos pero sí se encolumna en las filas de los documentales revisionistas contemporáneos que deben difundirse sobre todo a las generaciones más jóvenes para conocer parte de una historia muy negra de la Argentina que todavía presenta sus enormes huecos y grietas y que espera con urgencia interlocutores pero también gente dispuesta a querer escuchar.