Sanctum

Crítica de Pablo Planovsky - El Ojo Dorado

Aventuras sin emoción

Sanctum cuenta con el mayor atractivo de ser una "producción de", en este caso, James Cameron, el rey de la taquilla y padre adoptivo del 3D. Para muchos, el nuevo Cecille B. DeMille. Para otros un tipo aplastado por su propio ego. No nos desviemos: que esa sea la consigna para ir a ver la película, no está mal si la película es buena. Si un nombre ayuda, mejor. El problema con Sanctum es que no es una buena película. Uno entiende por qué la produjo el director de El abismo, pero preferiría que él mismo la hubiese dirigido.
¿Para tanto? No: un grupo de científicos y aventureros quedan atrapados en uno de los sistemas de cuevas más grandes del mundo, en Nueva Guinea, luego de un desastre natural. Lo que sigue es una carrera contra el tiempo y los elementos. Sí: está el productor malvado (uno entiende cuando los financistas son los malos en los films de Jim, pero en este...), el científico bueno, el nerd de las computadoras... Es como si un James Cameron mucho menor la hubiese dirigido. Avatar no era precisamente buena por su originalidad, pero era un ejemplo de la narración clásica hecha con maestría. Y en su simpleza era mucho más rica que tantas otras películas que se caen a pedazos en sus intentos por ser originales.
Aquí están todas las cosas que le interesan al productor: la investigación, la aventura, el amor, etc. Pero dejemos al productor en paz. ¿Qué le interesa al director? En primer lugar, las relaciones humanas de la película son insoportables. Todo el prólogo que precede a la aventura principal es horrible. Con diálogos atroces y situaciones increíbles, que los actores no saben cómo dotar de vida. Frank, el protagonista, es un duro explorador. Quizás demasiado, y por eso su hijo guarda cierto rencor contra él. ¿En algún momento funciona la relación? Nunca. Hay un leit motiv, una suerte de poema, como para poner en palabras que el padre le pasa la "antorcha" (perdón: en palabras y en imágenes) al hijo, que no suman: restan.
Podríamos conformarnos con el 3D. No está tan mal, pero el problema es cuando se internan en las cavernas. El 3D hace la imagen más oscura de lo normal. ¿Se imaginan en una cueva de por sí oscura? Bueno. Es eso: la oscuridad.