Sammy 2: El gran escape

Crítica de María Inés Di Cicco - La Nueva Provincia

Una aventura profunda

Las aventuras que Sammy, la tortuguita de mar, comenzó en 2010, continúan.
Junto con su amigo Ray, Sammy sabe de las lides de la supervivencia del más apto y, ya crecido, ve cómo sus hermanos y amigos salen de los pequeños huevos para hacer su temerario tránsito de la playa al mar, asediados por las gaviotas que procuran convertirlos en tiernos bocadillos.
Pero un peligro mayor acecha: los hombres. Con grandes redes y ambiciosas intenciones, los cazan por centenares para encerrarlos en peceras, lejos de su hábitat natural.
Los recién nacidos Ricky y Ella son apenas dos de los bebés en peligro, pero aquellos a quienes Sammy y Ray intentarán rescatar, luego de una nada sencilla travesía hacia un acuario en Dubái.
Intrépidos a pesar de su juventud, Ricky y Ella se encaminan, a su vez, al reencuentro con sus padres, a quienes perdieron de vista en medio de la confusión.
Testigos y partícipes de tamaña misión, son un séquito de tortugas de otras especies, peces, pulpos, caballitos de mar y hasta pingüinos.
Con algo de Madagascar y un poco de Nemo, Sammy 2 propone la continuidad de una historia para niños, tierna, divertida y sobre todo, bien llevada.
De origen belga, nada debe envidiar a las producciones norteamericanas, ni en producción ni en una calidad visual que, obviamente, se ve destacada y profundizada con el aporte de las tres dimensiones.
No resulta original, en cambio, en el grueso de la historia, aunque tampoco lo fue el rescate de Nemo respecto del que se realizara en Toy Story 2, cuando Woody fue atrapado por un vendedor de juguetes usados.
En todo caso, el objetivo de estas comedias animadas para toda la familia reside en ofrecer un par de horas de un relato agradable, entretenido, que cumpla con los requerisitos de calidad cinematográfica actuales y que deje, a la postre, algún mensaje positivo para capitalizar con los más chicos.
Sammy 2 cumple con todo y da un simpático espectáculo, fácil de adoptar.