Samarra

Crítica de Manuel Yáñez Murillo - Otros Cines

Más pecados de guerra

El último largometraje del maestro Brian De Palma (Carrie, Vestida para matar, Scarface, Doble de cuerpo, Misión: imposible, Los intocables y Femme fatale) versa sobre el actual conflicto de Irak, pero, a pesar de albergar elementos propios del agit prop, acaba trascendiendo el punto de partida bélico para instituirse en una brillante reflexión en torno a la dinámica de los medios de comunicación actuales y la transformación de aquello que solemos llamar realidad.

Para acercarse al conflicto bélico de la manera más verídica posible, De Palma opta por asumir como materia prima toda clase de formatos audiovisuales. Se ficcionalizan diarios filmados de soldados, videos de YouTube, reportajes para noticieros, cámaras de seguridad, video-blogs o documentales televisivos de corte didáctico, para así ir construyendo un relato en torno a la violación y el asesinato de una familia iraquí por parte de unos soldados norteamericanos.

Lo que podría verse como una suerte de remake de Pecados de guerra (la película de De Palma sobre el conflicto bélico en Vietnam que en 1989 había optado por una envoltura formal y hasta cierto punto académica) termina erigiéndose en una sofisticada y vanguardista meditación sobre los límites de la realidad tal y como la comprendemos hoy en día (conquistada y controlada por los medios de comunicación).

En ese sentido, De Palma juega continuamente con la apelación a canales de información tanto oficiales como no oficiales, dibujando con precisión el límite más allá del cual no puede, o no quiere, acceder el oficialismo. La verdad se aprecia como un puzzle fragmentario, complejo, casi inaccesible, y resulta asombroso observar cómo el animal cinematográfico que es De Palma consigue organizar los materiales para terminar construyendo una narración vibrante y emotiva, en la que a pesar de su apariencia documental, los recursos puramente fílmicos (el suspenso, el tempo, el encuadre, el fuera de campo...) pueblan la pantalla en todo momento.

Ante una realidad en crisis, varios cineastas con talento han decidido explorar las posibilidades éticas y estéticas del hiper-realismo, desde el Paul Greengrass de Vuelo 93 al Gus Van Sant de Elefante, pasando por el Michael Winterbottom de In this World. Sin embargo, nunca antes esa exploración había sido tan autoconsciente, radical y siniestra. Llegado el momento de gritar, a veces vale la pena dejar las sutilezas a un lado. Y eso De Palma lo sabe muy bien.