Salad days

Crítica de Romina Gretter - El rincón del cinéfilo

Aura maldito

“Yo soy una persona al igual que tú,

pero tengo mejores cosas que hacer,

que sentarme por ahí y joderme la cabeza…”

(Fragmento de la canción "Straight Edge"

de la agrupación Minor Threat de 1981).
Con material inédito y testimonios de los más importantes referentes del punk en Washington DC de los años ´80, Scott Crawford plasma en “Salad days”, una versión personal e íntima de una década fundamental en la historia del rock.
El punk que tuvo sus orígenes a mediados de los ´70, con melodías simples y un sonido sucio y descuidado, se convirtió en poco tiempo en un término que refería a algo más que a un género musical. Era una actitud de rebeldía cuyo valor fundamental era la libertad. Ser punk era oponerse al establishment y a costa de lo que fuera asegurarse ser independiente. El punk era una forma de ver el mundo, una filosofía irreverente y transgresora que invitaba a la creación colectiva y a la solidaridad con el otro.
“Salad days” retrata el espíritu del punk con las particularidades que tuvo el movimiento en Washington DC. Una de ellas era la preocupación por temas políticos y sociales que se reflejaban en las letras de las bandas. A su vez, esas bandas - Void, Faith, Fugazi, Bad Brains, Scream, Minor Threat, entre otras tantas - producían y difundían sus discos a través de la autogestión, prescindiendo de las grandes discográficas y de los grandes medios de comunicación.
Quizá, uno de los hechos más recordados de la escena punk rock de la capital norteamericana sea el “straight edge”, un estilo de vida basado en el rechazo al consumo de drogas, alcohol y tabaco. Inspirado en una canción del grupo Minor Threat, éste movimiento llegaba incluso a practicar el veganismo y cierta abstinencia sexual. El “straight edge” se oponía al “no future” del punk tradicional, que tenía una mirada negativa sobre el futuro, por lo que los jóvenes se entregaban a la autodestrucción a través del consumo indiscriminado de drogas y alcohol.
Sin embargo, el director Scott Crawford se encarga de desmentir aquél mito que considera que todos practicaban ese estilo de vida, y lo aborda como un acontecimiento más dentro de la escena punk del DC. Incluso lo que destaca es como ese movimiento posibilitó que se comenzaran a organizar conciertos para todas las edades.
El documental que cuenta con las participaciones de Ian MacKaye, John Stabb, Dave Grohl, Alec MacKaye y Henry Rollins, además de con un vasto material de archivo en su gran mayoría desconocido, compuesto por fotografías, videos caseros, recortes de álbumes y revistas, logra hacernos sentir que el aura maldito del punk sigue más vigente que nunca.