Sal

Crítica de Paraná Sendrós - Ámbito Financiero

Entretenida rareza chileno-argentina

La gente de cine tiene esas locuras. Un director argentino radicado en Chile se obsesiona por hacer un western en medio del desierto de Atacama. Tarda años, pero logra entusiasmar a dos productores. Y hace su western, donde un director español se obsesiona por hacer un western en medio del desierto de Atacama.

El argentino es Diego Rougier, cofundador de MuchMusic, acá director de viodeclips y allá director de las versiones trasandinas de «Tiempo final» y «Casados con hijos». El español es un personaje de ficción. Y le pasa de todo. Apenas llega a un pueblo en busca de locaciones lo confunden con otro. Justo «el otro» que el dueño del pueblo quería amasijar, porque había seducido a su esposa. Pero el dueño, narcotraficante de frontera, es un sádico despacioso. Comienza entonces el juego del gato y el ratón, con dos aditamentos y una moraleja. En esto participan un viejo pícaro que planea su propia venganza, un matón petiso que ha puesto sus ojos en una chica de aproximadamente. 12 años, y la propia evolución del director español, que empieza a tener experiencia concreta sobre caballos, armas, pateaduras, sol rajante y mujeres ajenas. Y esa experiencia la volcará en el guión de su western. Pero antes debe acabar con el malo y sus secuaces. Si no lo madrugan éstos. O la mujer, que no parece demasiado confiable.

Entretenida, con cuerdas a lo Morricone y tiros a lo loco, matones en 4x4, cinemascope, una escena de suspenso humorístico muy lograda, un remate con figura femenina de perfil que obliga a reconsiderar el género, y, sobre todo, un malo excelente a cargo de Patricio Contreras («desde los seis años me vengo preparando para este papel», ha dicho, medio en broma), «Sal» tiene un solo defecto grave, propio de muchos westerns a partir del spaghetti: dura varios minutos más de lo conveniente. Ya aparecerán unas tijeras, más peligrosas que las pistolas. Igual queda imbatible el mérito de la rareza: éste es el primer western chileno-argentino de la historia. Bien por Rougier.