Sal

Crítica de Gabriela Avaltroni - Función Agotada

El cine en el estado más puro

Cuando hablamos de Western lo primero que se nos cruza por la cabeza es John Ford y Sergio Leone. Pero ahora me refiero a Sal, un Western contemporáneo y chileno.

Sal, presenta a su protagonista, un director de cine español llamado Sergio que desea filmar su película en el desierto más árido del mundo, el desierto de Atacama. Es así que con su guión en mano decide visitar a todos aquellos posibles inversores para que financien su película. Con más frustraciones que aciertos, Sergio emprende su marcha hacia Chile con su manuscrito bajo el brazo.

Instalado en el país cordillerano, Sergio es confundido por Diego (personaje que poco sabremos de él y nunca conoceremos), y automáticamente los problemas recaen en él. Negando al principio la nueva identidad, Sergio tiene que hacer frente a todos los golpes que recibe para poder mantenerse con vida. Aceptando ser otra persona, la película cobra vida y somos partícipes de la transformación del personaje.

Sal, habla de cine, del metacine, la película es la metamorfosis absoluta sobre la elaboración de un guión en "vivo". Como espectadores vemos los momentos débiles de la historia que cambian constantemente respecto a las vivencias del director en la ficción. Cuando Sergio se reformula los planos y los diálogos, hay repetición, imágenes en grises y objetos destacados en color que le dan un plus a la cinta. Cada personaje en la historia real tiene su melodía que lo identifica y ese desierto, virgen y solitario se convierte en un protagonista más.

Fele Martínez, es el nuevo cowboy que conocerá hacia el final de la película lo que es la venganza. Diego Rougier, el director real, manifestó antes de la proyección su pasión por el género y se la dedicó a su padre ya que de chico lo puso delante del Western. Por este motivo, está Sergio, el homenaje a Leone pero también es Diego, aunque lo niegue al principio, en ambos lados de la pantalla.