Rush - Pasión y gloria

Crítica de Marisa Cariolo - CineFreaks

Antagonistas en la vida y en las pistas

Los setenta fueron una época signada por los excesos, por la grandilocuencia de cada una de sus manifestaciones: ya sean artísticas, estéticas o deportivas. Nada parecía poder ser moderado o discreto.

Este universo tan colorido, intenso, sexy y fugaz es retratado con maestría por el afamado director Ron Howard en Rush: Pasión y gloria, que se estrena este jueves. En los tempranos setenta, la Fórmula uno era un ambiente donde se codeaba lo más alto de la sociedad y las escuderías buscaban afanosamente alzarse con los títulos que las posicionaran dentro del mercado. En este marco existieron dos pilotos tan diferentes y en las antípodas, como Nikki Lauda y James Hunt.

El guion a cargo de Peter Morgan (quien ya se destacara en Frost Nixon, La Reina o El último rey de Escocia) retrata a la perfección ese mundo de excesos, lujo, ostentación y ese continuo coqueteo con la muerte que es tal vez una de las pocas constantes en la fluctuante vida de un corredor profesional. Los pilotos que inspiraron el film poseían personalidades tan intensas como opuestas en varios aspectos y su enfrentamiento era tan feroz que transmitir esa intensidad a la gran pantalla era todo un desafío para el director, el cual ha sido superado con creces.

Por un lado, el adusto Nikki Lauda, un austriaco poco agraciado físicamente, parco, obsesivo y detallista, encarnado con justeza por Daniel Brühl (quien ya comienza a perfilarse por este papel como un firme candidato al Oscar del año próximo) y por otro lado su antagonista estético y moral James Hunt, un atractivo rubio, extrovertido, sexy, mujeriego, que vive todos los días con la misma intensidad con la que afronta las pistas y la misma pulsión casi suicida. En este caso, el papel es interpretado por Chris Hemsworth, quien logra plasmar la idiosincrasia de este hombre tan autodestructivo como fascinante.

La relación entre ambos pilotos y sus divergentes miradas, no sólo respecto al deporte que los une, sino de la vida en general será el eje sobre el cual se estructure el relato. Mixturando el género documental, con una cuidada reproducción de época, con aspectos ficcionales que harán aún más intensos el contrapunto entre ambos protagonistas. El accidente sufrido por Nikki Lauda en el Gran Premio de Alemania traerá un nuevo elemento dramático al dejarlo fuera de las pistas debido a las gravísimas lesiones y será entonces esa rivalidad el motor mismo de la asombrosa recuperación del austriaco (para no permitir que Hunt gané terreno con su ausencia).

Toda la reconstrucción de época esta meticulosamente realizada, destacándose la realización de un pormenorizado vestuario para ambos personajes principales. El encargado de la realización del vestuario elegido por Ron Howard fue Julian Day, quien basándose en las diversas características de ambos tercerizó la confección en dos prestigiosas casas de moda: para el vestuario de Hunt y su esposa fue Gucci la elegida , mientras que para Lauda fue Ferragamo. La vinculación del diseñador con el mundo de la Formula 1 no sólo se limitó a su participación en este film sino que su padre incluso llegó a diseñar autos para esta categoría por lo que su propia experiencia personal sobre ese universo de los setenta fue puesta al servicio de lograr una mayor fidelidad en la reproducción estética de la moda de aquel entonces. La encargada de la realización de los diseños que vistieron Chris Hemsworth y Olivia Wilde para la casa Gucci fue Frida Giannini, quien se encargó de realizar una fiel reproducción del vestuario de época haciendo particular énfasis en los géneros, cortes y el uso de pieles y sombreros que caracterizaban la estética de los setenta.

Ninguno de los detalles que componen el film de Howard está librado al azar o descuidado y como no podía ser de otra forma la banda de sonido no podía encargársele a otro que no fuera Hans Zimmer (Inception, The Dark Knight, etc) quien logra a través de sus composiciones transmitir el intenso universo del automovilismo y el dramatismo de las situaciones que atraviesan sus personajes.

Rush: Pasión y gloria es un film cuidado, construido en base a todos los elementos que componen el relato cinematográfico y que logrará atrapar no sólo a los fanáticos del automovilismo, sino a todo aquel que desee conocer un pormenorizado retrato de una época y una fábula de superación que sin lugar a dudas se llevará más de una nominación a los premios Oscar el año próximo.