Ruby, la chica de mis sueños

Crítica de Lucas Rodriguez - Cinescondite

Alejados de la dirección desde su resonante éxito en 2006 con Little Miss Sunshine, la pareja de Jonathan Drayton y Valerie Faris vuelve al ruedo con una historia de corte fantástico pero que aborda una temática tan universal como cotidiana: encontrar al amor de nuestras vidas. La vuelta de tuerca es, ¿qué tal si dicha media naranja aparece de nuestra propia imaginación?

Tal situacion le ocurre a Calvin Weir-Fields, un jovencísimo novelista que conoció los laureles a una edad temprana y se ha dormido en ellos. En verdad sigue abocado a su trabajo, pero un acuciante caso de bloqueo de escritor no le permite continuar su explosiva carrera. Unos cálidos y vívidos sueños con una joven de cabello colorado le abrirán las puertas a la escritura nuevamente, de una manera tan rotunda que caerá enamorado de su propia creación... hasta que dicha obra se materialice en su cocina, preparándole el desayuno.

Cuando todo parece indicar que la película irá por el lado de la locura del propio autor, los giros del guión fortalecen a una trama que puede irse al caño repitiéndose a sí misma, pero no; muchas situaciones tienen resoluciones bien pensadas y sesudas, y todo se debe a la ágil cámara de Dratyon y Faris, encaminados por el guión de la joven Zoe Kazan, que hace de la onírica protagonista Ruby Sparks. Kazan explotará en escena próximamente y es una fuerza natural a reconocer, aunque claramente se busque capitalizarla con un aire cercano Zooey Deschanel con esos hermosos y gigantes ojos azules y ese flequillo que no hace más que acentuar sus rasgos. Paul Dano, acostumbrado a papeles de bajo perfil, le da en el clavo con su retrotraído joven autor y genera una química más que loable con ella; es de buen ver también las apariciones secundarias de la siempre estupenda Annette Benning, el desopilante Steve Coogan y el prácticamente cameo de Antonio Banderas.

Si bien Ruby Sparks se mueve sobre los cimientos de un romance tan imposible que tiene que ser verdad, realmente se luce cuando los personajes se ven atrapados en la misma telaraña que ellos se han creado, en donde los miedos y las esperanzas de cada uno colisionan y dejan ver su costado más humano. Claramente, los directores optaron por demostrar las dos caras de la moneda en lugar de que el sol brille todo el tiempo para los protagonistas, y éste contraste es el que genera un interés mucho más fuerte por la trama y la resolución final.

Estoy casi seguro de que Ruby Sparks funcionará tal cual lo hizo (500) Days of Summer allá por el 2009. Trabajada bajo los mismos lineamientos de un ambiente fresco y personajes entrañables, de seguro en unos meses u años se transformará en una pequeña joya de la dramedia romántica.