Rouge amargo

Crítica de Fernando Alvarez - Todo lo ve

Acción y corrupción política

Algunas producciones nacionales siguen explorando el cine de género, hecho saludable que brinda variedad -más allá de los resultados- en los estrenos de los últimos años. Ahora el director Gustavo Cova (quien hizo dupla con Horacio Maldonado en Alguien te está mirando y que luego filmara Gaturro y Boogie el aceitoso) elige la acción y la intriga como móviles de una historia vertiginosa.

Rouge amargo tiene influencias del cine de acción y del policial norteamericano y plasma a través de un montaje ágil las situaciones que enfrentan sus protagonistas, seres que buscan salvarse. El estreno llega en un momento oportuno en el que las denuncias periodísticas sobre corrupción están a la orden del día. En la trama políticos quedan involucrados al narcotráfico en un chip que tiene información y esto cruza los caminos de un ex presidiario (Luciano Cáceres) y de una prostituta (Emme) cuando un controvertido candidato a diputado es asesinado en un viejo hotel.

Perseguidos por la policía (con Rubén Stella a la cabeza) y por un frío asesino, la trama avanza con la aparición de Rita (Gustavo Moro), una travesti que decide brindarle refugio a su amiga y un periodista (Nicolás Pauls) que quiere conseguir informacíon sobre la corrupta cúpula política.

La película retoma el tópico del hombre inocente señalado como culpable y de la mujer desprotegida que quiere dejar el oficio más antiguo del mundo pero que se ven desbordados por las vueltas del destino. Entre flahbacks, algunos tiros en el mercado de Frutos de Tigre y persecuciones automovilísticas, se construye un relato entretenido que nunca pisa el freno. Y los intérpretes acompañan el clima del film, sobre todo el rol protagónico asignado a Gustavo Moro.