Rompecorazones

Crítica de Rodolfo Bella - La Capital

Una situación inverosímil es el punto de partida para "Rompecorazones". Y es el oficio del protagonista, Alex, un destructor de parejas que a cambio de 50 mil euros asegura a quien lo contrate que la mujer que seduzca romperá para siempre la relación con una pareja indeseable. Eso sí: no se involucra sentimental ni sexualmente con las hijas de sus clientes. El caso central de "Rompecorazones" se complica porque la chica está por casarse con el hombre ideal y además están enamorados. Sólo que al padre de ella el tipo le parece una mala elección. Y es en ese momento cuando Alex tiene su trabajo más difícil. En un cruce de la intriga de "Las relaciones peligrosas", pero sin su malicia, con las comedias románticas de Frank Capra y la acción y la elegancia de James Bond, el director Pascal Chaumeil construye una comedia que se va ajustando a las reglas del género en el impecable desarrollo de sus casi dos horas. Lo hace en base a un muy buen guión, una impresionante puesta en escena en hoteles de lujo y escenarios deslumbrantes de Marruecos y Mónaco, buenas actuaciones, desde los protagónicos de Vanessa Paradis y Romain Duris hasta el último secundario, y una fotografía atenta a los detalles, como la hora ideal para rodar un paseo al atardecer por la costa del Mediterráneo, y ver si así la presa, muerde el anzuelo.