Romeo y Julieta

Crítica de Alejandro Lingenti - La Nación

Desinflado romance

Hay unas cuantas adaptaciones cinematográficas de esta clásica tragedia de Shakespeare. Las más populares, probablemente, sean la del italiano Franco Zeffirelli de 1968 que ganó dos premios Oscar y la que estrenó en 1996 el australiano Baz Luhrmann, una polémica versión pop que protagonizaron Leonardo DiCaprio y Claire Danes. Esta que llega ahora a los cines argentinos, dirigida por el italiano Carlo Carlei (El vuelo del inocente) , es de las más chatas y conservadoras. Orientada fundamentalmente al público adolescente, presenta a dos jóvenes carilindos, el británico Douglas Booth, quien encarnó al cantante de Culture ClubBoy George en el film Worried About a Boy , y la estadounidense Hailee Steinfeld, nominada a un Oscar hace un par de años por su trabajo en Temple de acero , el western de los hermanos Coen. La película revive la famosísima historia de amor surgida en medio del sangriento enfrentamiento entre Montescos y Capuletos en la Verona del siglo XIV simplificando al extremo la historia, un trabajo que llevó a cabo sin prejuicios el guionista Julian Fellowes (el mismo de la serie británica Dow n ton Abbey ).

Gracias al imponente vestuario, las preciosas locaciones y sobre todo el trabajo de algunos secundarios (Damian Lewis, el atribulado Nicholas Brody de la serie Homeland ; Paul Giamatti, como el pícaro fraile Lorenzo, y la experimentada Lesley Manville), esta película convencional y sin alma respira un poco. Pero se desinfla cada vez que los protagonistas se encuentran, dada la poca química entre ambos. Y es en la escena final, el pico dramático de la historia, donde eso queda patente: los protagonistas, lejos de contagiar emociones que la banda sonora intenta empujar denodadamente, parecen estar cumpliendo con un trámite que rápidamente pasará al olvido.