Rocketman

Crítica de Matías Asenjo - Sin Intervalos

Dexter Fletcher finalmente nos muestra su visión de cómo abordar una biopic con “Rocketman”, inspirada en la vida de Elton John.

La película nos cuenta cómo el tímido prodigio del piano Reginald Dwight, se convirtió en Elton John, la aclamada superestrella internacional. Atravesado por sus canciones más queridas, veremos a este chico de un pequeño pueblo transformarse en una de las figuras más icónicas de la cultura pop.

Sí, son odiosas las comparaciones. Pero resulta inevitable pensar en su antecesora “Bohemian Rapsody”, si hasta director comparten.

Dexter Fletcher había sido considerado inicialmente para dirigir la película inspirada en la vida de Freddy Mercury, pero fueron sus diferencias creativas lo que terminaron por alejarlo del proyecto. Sin embargo, luego de que echaran a Bryan Singer cuando el film aún estaba en proceso de fotografía y edición, terminó por asumir el mando. Fletcher hizo lo posible por llevar a buen puerto un barco que parecía a la deriva, y a pesar de todos los contratiempos y teniendo como resultado algunos errores notorios, como por ejemplo su edición (y aún así ganó el Oscar a mejor edición), un brillante Rami Malek y el peso musical de una de las grandes bandas de la historia lograron la aceptación del público convirtiendo el film en un éxito indiscutido.

El resultado no fue lo que Fletcher tenía en mente para esa película, pero él ya tenía su biopic rockera para plasmar todos sus deseos artísticos: “Rocketman”.

El propio Richard Madden, Rob Stark para los fanáticos (o ex fanáticos) de GOT, y miembro del elenco definió al film como una “Moulin Rouge en ácido sobre Elton John”. Pues aquí no hay una versión realista y propagandística sobre el artista en cuestión sino una fantasía musical. La película se hace cargo de estar narrando un cuento ficcionado y surreal.

Es una gran decisión abordar el film no como una película de música, sino como un musical. Esto le brinda un toque distintivo de otras biopics dándole identidad propia. La música de Elton John no sólo está para hacernos vibrar (como no podría ser de otra manera) sino también aporta en función narrativa de la historia.

La fantasía y la magia es a su vez combinada con oscuridad y crudeza ya que también seremos testigos de su decadencia y excesos. Al comienzo veremos en pantalla un Elton John espléndido en uno de sus tantos vestuarios extravagantes entrando a un centro de rehabilitación, en donde poco a poco a medida que el relato avanza irá quitándose el disfraz, como si estuviese quitándose sus propias máscaras, revelando y enfrentando su verdadera identidad. Del mismo modo la cinta va despojándose de un tono más propio del teatro musical para entrar en un código más crudo.

En materia actoral nos encontramos con un gran y sólido elenco con Taron Egerton a la cabeza. En uno de esos trabajos sumamente complejos, de gran presión y expectativa, el británico logra llevarlo a cabo con soltura, desparpajo, carisma y emoción. Especial mención a Jamie Bell, actor que siempre deseo ver más en pantalla y tendremos más seguido en este 2019.

Resulta difícil evaluar estas películas sólo como un film, dado que también son una oda, un tributo al artista en cuestión que nos golpea con un arsenal de hits infalibles que todos conocemos y deseamos cantar como si estuviésemos en un recital. Pero “Rocketman” no es sólo eso. Es una excelente película, bien contada que, fiel a Elton, tiene identidad propia.

Por Matías Asenjo