RoboCop

Crítica de Jonathan Plaza - Función Agotada

I fought the law and… Law won

Con esta nueva RoboCop me pasó algo que hacía rato no me pasaba con una remake. Los días posteriores al visionado, pensándola y repensándola, me di cuenta que cada vez me gustaba más. La razón, en mi opinión, radica en que no pudo haber un director más propio para dirigirla que José Padilha, realizador de Tropa de Elite. Lo que hace el brasileño con el policía robot de los 80´s es trasladar aquellas ideas planteadas ya en su film del 2007 respecto a la deshumanización de la policía, los conflictos para mantener una vida familiar compatible con los riesgos de su trabajo, y sobre todo la obediencia como factor que desplaza a la reflexión en las fuerzas (policiales o militares).

En Tropa de Elite, Padilha nos mostraba las presiones a las que era sometido Nacimiento, capitán del B.O.P.E y como él, al mismo tiempo, manipulaba a sus dos aspirantes favoritos para que se conviertan en sus sustitutos y poder asi liberarse de esa carga (casi maldición) que representaba su posición. Ese juego de manipulación no es otro que “la ilusión del libre albedrío” a la que es sometido el oficial Alex Murphy (en esta remake)luego de haber perdido la decisión sobre su propio cuerpo a manos de la compañía que lo robotiza.

En esta nueva RoboCop, la sátira es reemplazada por un humor más subrayador, basado, sobre todo, en las apariciones de Samuel L. Jackson como presentador de ultraderecha que apoya la utilización de robots para prevenir la delincuencia en territorio estadounidense y en la actuación de Michael Keaton, más desatado que nunca. El film se las arregla para llevar la filosofía de la original a un nivel distinto de análisis. Al contextualizarlo en una sociedad de grandes corporaciones, la pregunta por el Ser, refiere al lugar que se ocupa en el engranaje social y no tanto al terreno existencial. La realización de este film, en un momento y lugar en donde se esta realmente debatiendo la utilización de drones con fines militares demandaba una toma de posición de parte del director. Padilha no esquivó esto, pero en más de una ocasión la postura crítica queda lavada por el humor ligero o algún que otro monólogo demasiado formalizado. Por este motivo, el director termina siendo más crítico en los elementos que omite que en los que resalta.

Lo más refrescante de RoboCop es que no parece un mero refrito sino el resultado del trabajo de un director que entendió realmente la obra desde la cual partía.

La cinta aprovecha el tema de las corporaciones multinacionales, los medios de comunicación y el marketing, para generar un diálogo interesante con los fanáticos de la versión original y justificarse abiertamente (de la mano de Michael Keaton) por los cambios realizados en referencia a la obra de 1987. De la misma manera, en los créditos finales, la canción I Fought the Law de The Clash no sólo sirve para dar un manto de pesimismo al chato final de la cinta sino además en la insistencia del estribillo que sentencia: “Combatí a la ley y la ley ganó” puede leerse una casi expresa disculpa del director por todo aquello que los fanáticos hubieran deseado ver y no está.

En base a este último punto me gustaría añadir que el trabajo en la banda sonora es excelente, desde el comienzo con la canción original del film del 87, siguiendo por el segundo movimiento de El Concierto de Aranjuez, Fly Me To The Moon, If I Only Have a Hearth (como efectivisimo gag) y terminando con la musicalización de tal vez la más intensa de las escenas de acción con la guitarra disonante y canto casi tirolés de Hocus Pocus de la banda Focus. Escuchar buena música en una película siempre es un plus.

RoboCop tiene ideas interesantes y es en general una buena película, sin embargo, la falta de acción y gore puede decepcionar bastante a los fanáticos del film original.