Robo en las alturas

Crítica de Ramiro Ortiz - La Voz del Interior

Los empleados del mes

Empieza despacio y después gana en vértigo y espectacularidad. Ese sería el radiograma de Robo en las alturas, una comedia de acción a la norteamericana, bien hecha, con buenos actores y buenas escenas de acción.

La trama se desenvuelve alrededor de un magnate acusado de una estafa millonaria. Hasta tanto la justicia se expida acerca de la honorabilidad o no de este hombre, unos empleados de su rascacielos neoyorquino deciden cobrarse una deuda propia: el tipo se quedó con todo el dinero de las pensiones del personal, y ellos van a recuperarlo.

El problema es que un conserje, un administrador y un abrepuertas tienen pocas probabilidades de robar 20 millones de dólares de un moderno edificio súper vigilado, sin ser atrapados. Por eso recurren a un ladrón de medio pelo, que no sabe si ayudarlos o mandarlos a rendir la materia, para que los lidere en la comisión del citado crimen.

Brett Ratner es un director con reconocidos antecedentes en el género acción con comedia. Mencionar que comandó Una pareja explosiva (Rush hour) y sus dos secuelas, con Chris Tucker y el incomparable Jackie Chan haciendo de dos graciosos policías con métodos opuestos, es suficiente para acreditarlo.

Robo en las alturas vuelve a usar varios de los elementos del género, sin llegar a tanta inspiración, aunque de manera pasable. El contrapunto entre Eddie Murphy y la pandilla de cacos amateurs liderada por Ben Stiller, funciona. Se crean varias situaciones cómicas, y los diálogos buscan entretener todo el tiempo con las respuestas rápidas e irónicas.

Las escenas de acción, aunque demoran un poco en llegar, son muy efectivas. En el clímax de la historia, a la típica manera hollywoodense, mezclan un desfile de gran factura por las populosas calles de Manhattan, con un engaño a los agentes del FBI que vigilan el edificio del millonario, y el robo de un botín difícil de imaginar, haciendo equilibrio para precipitarse a tierra desde una altura comparable a la de un avión haciendo su vuelo previo sobre la metrópoli, buscando su lugar de aterrizaje.