Robin Hood

Crítica de María A. Melchiori - Cine & Medios

Antiguo dueño (británico) de las flechas

Cuenta una de las versiones de la historia (como todas las de aquellos tiempos, muy borroneada por los límites de la leyenda) que el rey Ricardo Corazón de León (Danny Huston) batalló junto a Robert Loxley, a quien el mito popular atribuye la identidad de Robin Hood, famosísimo outlaw de los bosques de Sherwood. Pero, ¿y si el forajido hubiera sido otro? En esta visión del director de "Gladiador", con escenas que remiten invariablemente a aquella cinta, el protagonista es un obscuro arquero sin linaje noble y que lucha más por la paga que por su rey, el veterano Robin Longstride (Russel Crowe, siempre en forma a la hora de la acción). Un tipo de dudosa moral, que sin embargo es escrupuloso a la hora de barajar sus lealtades e implacable cuando la situación requiere una cabeza fría.
Algo es históricamente cierto: Ricardo Plantagenet ha muerto en combate y pronto Inglaterra, bajo el reinado de su hermano Juan, correrá una suerte incierta y desesperada. Las tropas, los nobles y los vasallos se revuelven inquietos ante las ambigüedades de la nueva tiranía, capaz de dejarles a merced de soldados franceses en tiempos en que Francia era, justamente, un enemigo potencial nada despreciable para el reino.
En medio de todo este caos, Longstride llega a Inglaterra y toma el lugar del caballero de Loxley a fin de entregar la corona a la Reina Madre y al heredero al trono, el hermano de Ricardo, John. Sin embargo, un poderoso canciller, sir Godfrey (Mark Strong), responsable de oscuros manejos a espaldas de la Corona, lo acecha sospechando que el ignoto arquero sabe más de lo que aparenta. En cumplimiento del último deseo de Loxley, nuestro héroe se dirigirá a Nottingham, donde la mujer del lord, Marian (Cate Blanchett) y su padre (Max von Sydow) le aguardan desde hace diez años. La historia pronto le reservará un lugar a este anónimo arquero cuando los intereses políticos avancen sobre la empobrecida nobleza del Norte. Allí, sus habilidades serán requeridas y bien aprovechadas.
Como sabemos, la idea original de Ridley Scott (largo historial de trastablilleos desde "Alien" hasta "Body of Lies") era centrarse en el obscuro sheriff de Nottingham, que a lo largo de las diferentes adaptaciones de la leyenda ha sido el villano tipo, el antagonista primordial de Robin Hood. Esta visión se llamaría "Nottingham" y se centraría en este supuesto villano, humanizándolo y dándole un relieve más heroico, dejando a Robin Hood en un plano más realista de antihéroe. Previsiblemente, el guión y el tema hicieron chillar a los estudios que lo vieron poco rentable, y el personaje terminó ajustado al mito original, a cargo de un desteñido Mattew Macfadyen. El villano, o algo así, pasa entonces a ser directamente el rey Juan de Inglaterra. Y Francia, claro.
Esta cinta de acción y algo de drama histórico está tan bien dirigida y fotografiada, ambientada y musicalizada que incluso los groseros clisés históricos se le pueden disculpar en función del entretenimiento. Como en los viejos tiempos de Ridley Scott, vale la pena. Aunque siempre nos quedaremos con la intriga: ¿cómo habría sido "Nottingham"?