Roa

Crítica de Isabel Croce - La Prensa

Historia de un hombre común

Con una austera, pero efectiva reconstrucción histórica, la película toma la figura del polémico Roa, detalla su circunstancia, la de pobre esperanzado, ingenuo, convencido de su destino de grandeza.

Juan Roa Sierra (Mauricio Puentes) es un hombre común. En la Colombia de 1948, donde el tranvía es una mancha de color en medio de la arquitectura colonial, su pequeña vida comienza a tambalear. Y justo en ese momento, cuando su país parece querer crecer, poblado por distintas voces políticas. Es que nada le salió como él quería, el menor de catorce hermanos en un hogar pobre, ni pudo estudiar, ni conseguir un empleo público como alguno de sus hermanos.
Todo en su vida es temporario, hasta su relación con su mujer María (Catalina Sandino Moreno), que ya lo ralea y se aisla con la hija pequeña de la pareja.

LA FRUSTRACION
Ahora, desempleado, pero seguro de ser superior (¿acaso no es amigo del profesor y tiene un destino que lo destaca cuando le leen las manos?), va a su entrevista de trabajo que lo ubicará para siempre en esa sociedad tan chata. Pero el hombre en el que él confía, don Jorge Eliecer Gaitán (Santiago Rodríguez), ese congresista liberal que liderara "la marcha de las antorchas" por la paz, no le da ninguna solución. Hasta le parece que lo subestima, sin pensar que la tarjeta con la dirección de su oficina que le dio y en la que cifró toda esperanza, fue puro compromiso. A Roa se le hace añicos la vida y promete vengarse.
No sabe que su acción desencadenará un baño de sangre en su país.
El filme de Andrés Baiz aúna elementos de ficción y realidad, alrededor de la figura de Juan Roa Sierra, quien habría provocado el atentado contra el doctor Eliecer Gaitán. La muerte del político sería una de las distintas causas de la eclosión del "Bogotazo", que desmembraría a la Nación.

FIGURA POLEMICA
Con una austera, pero efectiva reconstrucción histórica, la película toma la figura del polémico Roa, detalla su circunstancia, la de pobre esperanzado, ingenuo, convencido de su destino de grandeza. Y es justamente la descripción de un pobre de toda pobreza lo que valoriza el filme. Momentos como la partida hacia la entrevista de trabajo, en su traje gastado, luego del beso y la bendición a la madre, o la de Roa al borde del suicidio, mientras el viejo fotógrafo lo eterniza en su duda, pintan con emoción y austeridad el drama de un pobre tipo.
"Roa" es una película con ciertos desniveles en la narración, exceso en la extensión y estupendas actuaciones. Desde la emotiva de Mauricio Puentes (Juan Roa) y Catalina Sandino (María), su encantadora compañera, pasando por la contundencia de Santiago Rodríguez, como Jorge Eliecer Gaitán, hasta los papeles más pequeños que permiten apreciar la sensibilidad de Rebeca López, como la madre, o la ternura y picardía de un veterano profesional como es Héctor Ulloa. Nuestros Alberto Fernández de Rosa y Arturo Goetz, como el profesor se destacan en sus respectivos papeles.