Roa

Crítica de Héctor Hochman - El rincón del cinéfilo

Lo más importante de este filme colombiano, en coproducción con la Argentina, es la historia que nos narra, anticipando que está basado en hechos reales. Lo verídico del suceso es el asesinato de Jorge Eliecer Gaitan, candidato opositor al gobierno a finales de la década de 1940 con muchas probabilidades de convertirse en el nuevo presidente, y la posterior escalada de violencia popular que se suscito, conocida como El Bogotazo (09 de abril de 1948), del que, según parece, todavía hoy hay heridas que no terminan de cerrar. Hasta aquí lo que hay del orden de la realidad. Roa es el nombre de quien fuera acusado de ser el asesino. Su nombre completo era Juan Roa Sierra, quien termino muerto ese mismo día por la furia de la muchedumbre que se levanto contra el gobierno por el asesinato de su líder.

Dos fueron las versiones que se articularon en el juicio posterior respecto de esos acontecimientos; una, la que narra el filme a partir de testigos que lo propondría como participe necesario, pero no como asesino, la otra, que hablaría del personaje como asesino solitario.

En 1978 el gobierno colombiano dio por cerrado el caso declarando a Juan Roa Sierra como paciente esquizofrénico, que actúo solo (¿o con su doble o más personalidades?), y por motivos meramente personales.

Hasta aquí lo importante de la realización. El problema es que más allá de algunos logros técnicos como la fotografía, la reconstrucción de época, incluso la banda sonora, la falla principal esta en su construcción, en la estructura del guión y posterior desarrollo, por momentos muy moroso en los tiempos, por otros muy compendiado, tal cual un resumen Leru, que hará que aquellos que no conozcan de la historia real queden fuera del registro. En otros momentos, sobre todo desde la estética, se pone en evidencia como una producción demasiado ambiciosa sin justificarlo. Nunca deja de ser tremendamente superficial, desde la presentación del personaje, las circunstancias que lo rodean y definen en lo laboral, familiar, amoroso, hasta las motivaciones que lo llevan a la resolución, no del conflicto en si sino del relato