Ritmo perfecto

Crítica de Paraná Sendrós - Ámbito Financiero

Infinitas canciones y escasa originalidad

He aquí una comedia sobre jóvenes universitarias que se organizan para competir en un certamen de grupos a capella. A capella quiere decir que no habrá instrumentos estridentes.

Eso en parte es algo atendible. Los seguidores de concursos televisivos y teleseries para adolescentes quizá puedan encontrarle otros méritos.

Para ellos, precisamente, se ha hecho la película, aunque ni para ellos puede ser suficiente. Les permitirá pasar el rato, pero no es de las que dejen mayor recuerdo, salvo la cara de su linda protagonista, que parece estar todo el tiempo a disgusto y con dolor de estómago, una expresión habitual de ciertas actrices televisivas. Del resto, cabe constatar 58 canciones a lo largo de 112 reiterados minutos, varias de ellas con coreografías bastante rutinarias. Por suerte pocas se oyen completas. Cabe constatar además un par de vómitos sorpresivos, potentísimos y absurdos, la falta total de profesores y horas de clase en la universidad de marras, poca gracia, mínima originalidad, un mago desaprovechado y, peor aún, una rubia desaprovechada.

Responsables, Jason Moore, director, Elizabeth Banks y Paul Brooks, principales productores, y Kay Cannon, buena actriz metida a libretista sobre novela de Mickey Rapkin, columnista de "Elle" y "Vanity Fair". Protagonista, Anna Kendrick. Figura singular del elenco, en rol secundario pero muy visible, Rebel Wilson, la gorda australiana, que ya acumula buen curriculum en comedias americanas e incluso ha producido algunas. Director de fotografía, Julio Macat, porteño afincado en EE.UU. que atendió las luces en las tres de "Mi pobre angelito" y otras cuantas de éxito, y probablemente también trabaje en "Ritmo perfecto 2". Si, señor, ya se anuncia otra de la misma especie, sabor y color.