Rio

Crítica de Carlos Herrera - El rincón del cinéfilo

Río de Janeiro, la ciudad que fuera capital del Brasil ha sido escenario de muchísimos filmes, tanto brasileños como internacionales

La más famosa de esas películas quizá sea “Orfeo negro” (1959, Marcel Camus), una coproducción de Francia, e Italia con Brasil, que ganó el premio Oscar e hizo conocer al cine brasileño, a la ciudad carioca y las bellas canciones de Jobim en todo el mundo.

Veredas multicolores, avenidas con palmeras, un paisaje enmarcado por los “morros” han sido sumamente atractivos para desarrollar historias cinematográficas de todo tipo.

Y como era previsible, alguna vez se realizaría una película destinada a los niños cuya acción transcurriría en esta ciudad.

Don Rhymer escribió la historia de Blu, un guacamayo de color azul, y la película fue dirigida por Carlos Saldanha para Blue Sky Studios y 20th Century Fox.

El equipo creador de la saga “La era de hielo” (2002, 2006, 2009) se puso nuevamente en acción, aunque esta historia no transcurre en un lugar helado, sino por el contrario, se desarrolla en un ámbito caluroso.

No hizo falta fotografiar ningún lugar carioca, porque la película está realizada con animación de computadora filmada en relación de 2.35:1 para el nuevo Sistema 3D (el que hay que mirar con anteojos especiales).

La trama principal cuenta la historia de Blu, un guacamayo azul de la selva brasileña que cuando aún es un recién nacido es atrapado por traficantes ilegales de fauna e enviado desde el calor brasileño a la fría nieve de un pueblo de Minnesota, donde es adoptado por Linda, una niña solitaria con aire intelectual.

Y la muchacha y el pájaro crecen juntos. Ella sobreprotege al ave de tal manera que Blu no aprende a volar, tampoco lo necesita porque tiene una vida tranquila, sin preocupaciones y con una discreta diversión.

Hasta que llega en su busca un joven científico que informará a Linda que Blu es el último macho de su especie, y que para que la misma no se extinga hay que hacer que se ponga de novio con Perla, una hembra guacamayo del mismo color azul que Blu.

Linda y Blu se trasladan a Río de Janeiro para que se haga efectivo tan particular encuentro y ambas aves tengan la oportunidad de enamorarse.

Pero Perla no está tan interesada en perpetuar la especie, quiere su libertad y en su fuga arrastrará a Blu a inesperadas aventuras.

Se harán amigos de otras aves pero caerán en manos de una pandilla de traficantes ilegales de aves (la segunda vez en su vida para Blu), y entonces comienza la acción.

Una historia que sucede mientras transcurre el mundialmente famoso carnaval de Río, con sus carrozas y casi toda una población vestida con disfraces.

La peoducción desde el comienzo tiene un contundente y directo mensaje para poner al descubierto el submundo delictivo de los traficantes ilegales de animales, en este caso de aves que se cazan con el fin de venderlas al exterior donde vivirán como mascotas exóticas.

Si bien el mensaje no es demasiado comprensible para los niños, al encontrarse con mucha acción, numerosas escenas musicales con canciones que se escuchan en la actualidad por todas las radios, y la simpatía de los personajes dibujados, hacen que todos se diviertan y disfruten de una trama muy ágil y entretenida.

Haciendo gala de una de las características de un perfecto guión paradigmático, cuando todo está casi solucionado, surge algo, divertido obviamente, para mantener la atención de todos los espectadores.

Los niños se ríen mucho de las innumerables situaciones cómicas que para los personajes son “dramáticas”.

Los pequeños espectadores disfrutarán de esta película a partir de los tres años y como contiene una historia de amor entre los protagonistas, discusiones entre amigos, solidaridad entre los mismos y la expectativa por un final que no se sabe si será feliz, es disfrutable hasta más o menos los doce años.

Los padres también se divertirán mucho con este filme de animación 3D, porque con este sistema, más de un personaje se escapa de la pantalla para que no lo alcancen los traficantes.